JUICIO

El falso Lama Losel, el primer condenado de España por secta destructiva: "Yo soy el hermano de Jesucristo"

El líder de la secta Senderos del viento se presentaba como hermano de Jesucristo

Pegaba a sus fieles como terapia, les forzaba a tener sexo y a pagarle la reforma de su casa o su dentadura

EL autoproclamado Lama Losel, en una imagen con una foto del Dalai Lama.

EL autoproclamado Lama Losel, en una imagen con una foto del Dalai Lama. / Cedida

David López Frías

La historia de vida laboral de Carlos H.O, madrileño de 44 años, es breve y dispar. Tres meses como auxiliar de seguriad, cinco como conserje cerca del Bernabéu o cinco más como celador de un parking en la calle Princesa. A lo que de verdad se ha estado dedicando los últimos años es a hacerse pasar por lama budista y a liderar una secta llamada Senderos del viento. En ella coaccionaba a los fieles, les amenazaba, mantenía relaciones sexuales con ellos y les presionaba para que le pagasen hasta la reforma de su casa o de su dentadura.

Carlos H.O. se ha convertido en el primer líder de secta condenado en la historia de España por asociación ilícita coercitiva, tras haber aceptado una condena de 6 meses de prisión, que le permitirá eludir su entrada en la cárcel. También ha sido condenado a pagar 20.000 euros a dos de los denunciantes, tal y como ha explicado a El Periódico de España, del mismo grupo editorial que este diario, el abogado Carlos Bardavío, experto en sectas y letrado de las víctimas.

"Te pego un lefazo místico y te cambio la vida", aseguraba a sus fieles el lama Losel o Losel Tendzin, que eran los seudónimos con los que se presentaba a los incautos a los que introducía en su secta. Un tipo obsesionado con el sexo, que aseguraba a las mujeres de la secta que Dios (personado en su figura) las quería penetrar. Y que él era capaz de sanar a la gente con su semen, tal y como demuestran los audios de la investigación a los que ha podido acceder este periódico.

"Cuando se trata de un hombre espiritual haciendo el amor, no hay semen, hay una cosa que se llama 'amrita' y es néctar divino que puede transformar interiormente a cualquier ser (...) y puede curar enfermedades. ¿Tu pareja tiene un catarro? Le das tu 'amrita' y tu pareja, en dos días, trabajando. Nada de Frenadol", o "tu vagina es como una antena parabólica, que siente la energía del hombre dentro de sí, pero no la encuentra. Tu chakra tiene que vibrar más fuerte para coger la energía del hombre y se produce un gran chupinazo", son algunos de los extractos de las clases con las que este sujeto aleccionaba a las víctimas de su secta.

En realidad, Carlos no tiene formación acreditada de ninguna de las disciplinas de las que presumía. No es lama, no tiene formación de estudios budistas ni en sanación de ningún tipo. De hecho, su bagaje laboral hasta 2011 se limita a trabajos como auxiliar de seguridad o personal de mantenimiento. Pero ese año todo cambió. Su vida laboral experimenta una transformación. Entre 2011 y 2017, (intervalo que conicide con los años en los que estuvo al frente de la secta), dejó de acreditar contratos laborales para montar una supuesta agencia de viajes llamada Path of the Win. En realidad no era más que la tapadera de la secta Senderos del viento.

"Somos una secta"

Con Senderos del viento, Carlos H.O. se presentaba ni más ni menos que como el hermano de Jesucristo: "Yo no le rezo a Jesús porque sería como rezarme a mí mismo", aseguraba. Y tenía claro que lo que él lideraba era una secta, con todas las letras. "No somos cristianos, no somos budistas, no somos musulmanes. Somos una secta, hostia. No destructiva, pero una secta". Se definía como un maestro iluminado que había forjado su personalidad viviendo en las montañas.

Con esta organización, el autoproclamado Lama Losel diseñó un auténtico entramado con el que captaba a fieles y les obligaba a pagarle una cantidad fija de dinero todos los meses, para liberarlos de las malas energías. Por ejemplo, les obligaba a que abonasen el 10% de lo que cobraban en concepto de diezmo, más el mismo porcentaje de cualquier venta que realizasen.

"Hacerlo bien es dar el 10% del salario que percibas (...) Si percibes 1.800 euros de salario, 180 más el 10% de lo que vendas", le ordenaba a una de las fieles. A otra le contaba que, para curarla de su "enganche" al dinero material, debería darle a él una parte de lo que cobrasen: "Estas cosas no te las debería decir yo, pero ya que preguntas y me sabe fatal decirte esto... tal vez deberías cada mes diezmarte de tu sueldo y pasarme algo, por lo menos hasta que te desenganches de tu aferramiento a la pasta", se puede leer en una de las conversaciones que el Lama Losel mantenía con las víctimas. Porque esta era una de las supuestas enfermedades que Losel curaba: lo que él definía como la enfermedad de la tacañería.

A Cáritas

Algunas de las víctimas se llegaron a endeudar para poder soportar las exigencias económicas del gurú. Uno de los testimonios le contaba a una compañera de secta que estaba preocuada porque tenía que abonar unas cantidades, pero que su dinero en realidad no le daba ni para comer y se estaba viendo obligada a recurrir a Cáritas todos los meses para poder comer. Cuando ese dinero no llegaba, Carlos acosaba psicológicamente a sus fieles: "No has cumplido. Así nunca avanzarás. Es triste", se lamentaba el lama Losel por Whatsapp cuando alguien no podía cumplir.

A veces, los fieles trataban de reunirse con él en privado y le citaban para comer. Estos encuentros gastronómicos también los financiaban los propios miembros de la secta: "Si me invitas tú, aceptamos barco. Porque ando (cantando) peladísimoooo de pastitaaa, peladísimo de pastaaaa. Pero vamos, me encantaría la mordida y así celebramos que le has echado un par de huevos".

La dependencia económica que tenía el Lama Losel de sus fieles llega a tal punto, que incluso se pagaba los implantes dentales con las cantidades que ellos aportaban en concepto de diezmo: "Gracias a todos vosotros por la boca. Ya lo dije en su día y lo vuelvo a decir. Porque gracias a vosotros puedo masticar y comer", les reconocía Carlos en un audio enviado al grupo.

La pareja

Una pareja captada por la secta fue la que levantó la liebre. Funcionaron las técnicas coercitivas y de lavado de mente que Carlos puso en práctica con ellos. Tanto ella como su marido, que han sido las dos víctimas indemnizadas en el juicio, fueron diagnosticadas por Losel con el mal de la tacañería, que él se prestó a limpiarlos de este mal.

Para curarse, pagaron al gurú ingentes cantidades de dinero bajo los más diversos y estrambóticos conceptos: 550 euros por la compra de 'cuencos estelares', 250 euros por un curso de 'cirugía astral', 600 euros para arreglar la dentadura del maestro, 5.300 euros por el diezmo del 10% de haber vendido su casa o 70 euros por un 'curso de sanación del Espíritu Santo', así como otros pagos por compras más mundanas como 500 euros por una tele adquirida en la FNAC o 60 euros de combustible en una gasolinera de Parla. También pagaron la reforma de su casa.

Hubo un momento en el que ella le manda un mail, porque lleva ya una pasta invertida y ve que no hay forma de curarse de la tacañería: "Me he gastado 1000€ del dinero de la casa en un esfuerzo por vencer mi tacañería siguiendo un nivel de vida que no me puedo permitir en este momento. El resto ya está comprometido así que mis ahorros son 0. Todos los meses me gasto más de lo que ingreso haciendo esfuerzos constantes por invitar y no mirar tanto el dinero, sino mirando el disfrute y la impermanencia de la vida".

La secta le contesta: "Hola alma amada... Mira, la tacañería te separa de ti misma, de Dios y de tu hombre... Propongo un plan de ataque: paga las comidas y disfruta haciéndolo y si duele preguntate por qué". Ella responde: "He estado trabajándome la tacañería pagando todas las comidas sin falta. Lo he hecho de buen gusto y contenta de tener la suerte de poder pagarlas. Ahora he comprado un iPad a Losel y voy a comprar otro a mi pareja. Quería saber si tengo que seguir pagando las comidas o si ya ejerció su función en mí". La respuesta de la secta zanja la conversación: "Sólo has de pagar las de Losel".

Proposición indecente

Las tácticas coercitivas y la obsesión del gurú por el sexo surtieron efecto en la mujer. Ella, que confesaba en un mail que nunca había sido una persona especialmente sexual, había cambiado radicalmente: "Estoy pensando todo el día en lo mismo. Tengo una excitación interna que no es normal".

Losel lo vio claro. En su respuesta le propone dejar a su marido y pasar a ser su pareja: "¿Te has planteado alguna vez que quizás siendo pareja de un maestro serías más feliz? Me alucina lo mal que te trata tu pareja actual. ¿Evolucionará? ¿Evolucionarás?". Ella contesta que no se ha planteado una relación con un maestro, que su pareja le trata bien y que le ama. Él se enfada y consigue que ella le acabe mandando un mail arrepintiéndose y pidiendo disculpas: "Mil perdones desde el Planeta Tierra".

La respuesta conciliadora del lama Losel vino a ser una muestra de su infinita benevolencia: "Muy bien amada seas en mi vida de nuevo. Por fin has comprendido. Como lo que más te duele es el dinero te pongo de penitencia que te vayas al viaje o sueltes pastizal a tu maestro. Jajajajajajaja". (Los jajaja están incluidos en la respuesta).

Treinta palazos

Tal vez la gota que colmó el vaso fue el episodio de la posesión extraterrestre. Losel les dice a ambos que están poseídos por una entidad extraterrestre, pero que él les puede ayudar a sacarla de sus cuerpos. Con ella fue bastante tibio. Agarró una especie de serrucho y se lo pasó por la piel sin llegar a provocarle lesiones. Con eso, ella supuestamente ya estaba liberada de la presunta presencia extraterrestre.

Con el marido, no obstante, fue bastante más duro. Según la versión de las víctimas, el lama Losel agarró una fusta que había adquirido en un sex shop y le pegó un total de 30 palazos en el pecho para extraer la supuesta posesión extraterrestre. Explica su abogado que "cuando fue al médico le dijeron que aquella práctica había puesto en riesgo su vida y que al recibir tantos golpes cerca del corazón le había podido provocar un infarto".

Aquel suceso ejerció de verdadero despertar para la pareja. Se dieron cuenta entonces de lo que estaba pasando y empezaron a recopilar testimonios de otros fieles de la secta, que no denunciaron pero les aportaron pruebas de que ellos también estaban obligados a asumir determinadas prácticas, como el pago del diezmo. Además, estaban dispuestos a acudir al juicio en calidad de testigos.

No hizo falta. Carlos H.O., el falso lama, acabó aceptando la sentencia de conformidad de 6 meses de prisión y 20.000 euros. Con intriga, porque al entrar en la sala y tras haber pactado dicha pena con las partes, Carlos le dijo a la juez que había cambiado de opinión y no aceptaba el acuerdo. Fue la magistrada la que le recordó que, si no lo aceptaba, se enfrentaba a la posibilidad de una condena de 6 años de cárcel. Carlos recapacitó y aceptó.

"Se habían dado casos anteriores de condena por asociación ilícita coercitiva en organizaciones de otra naturaleza, tales como grupos terroristas o bandas latinas. Pero este es el primer caso en el que se condena en nuestro país al líder de una secta por el artículo 515.2 del Código Penal", subraya Carlos Bardavío, que insiste en que la indemnización de 20.000 euros y la condena de 6 meses de prisión ha sido fruto del acuerdo judicial alcanzado. "Las víctimas han sido muy benévolas. Porque para ellos ya no era un tema de dinero. Sólo querían que se reconociese lo que este tipo ha estado haciendo con ellos todo este tiempo".