Real Zaragoza

Liso, una joya entre leones

Javier Garcés, entrenador durante cerca de dos años de Adrián Liso, es uno de los que mejor conocen al canterano, blindado esta semana por el Real Zaragoza. El técnico es testigo de excepción de la onda expansiva de una explosión que, asegura, llevará al canterano a tener "un largo recorrido" en el club de su vida. "Jugó lesionado con nosotros tras dormir poco después de haber jugado cinco minutos con el filial y fue el mejor. Ese es Liso", destaca

Adrián Liso, con la caña de pescar (su gran afición compartida con su padre Jesús) en La Romareda.

Adrián Liso, con la caña de pescar (su gran afición compartida con su padre Jesús) en La Romareda. / REAL ZARAGOZA

Jorge Oto

Jorge Oto

Pocos conocen mejor a Adrián Liso que Javier Garcés, testigo de excepción de la irrupción futbolística del canterano, que esta semana ha rubricado una renovación con el Real Zaragoza hasta 2029 envuelta en galones. Liso siempre fue por delante. De hecho, hizo la primera vuelta con el División de Honor juvenil de Garcés cuando acababa de ascender al Liga Nacional. Aquel chico del que tanto había oído hablar no tardó en seducir al experimentado entrenador aragonés, que, sin embargo, frenó su primer impulso de buscarle cuanto antes un sitio en el División de Honor. “Creo que los pasos adelante hay que darlos sobre seguro. Si lo subíamos y salía mal hubiésemos tenido que devolverlo al Liga Nacional, así que decidimos esperar a la segunda vuelta”.

A partir de entonces, Liso no dejó de crecer hasta derribar las puertas del primer equipo con esa fuerza erigida, seguramente, en una de sus mejores cualidades. Titular en su primer año con el División de Honor, Garcés lo recondujo desde la delantera que ocupaba en el rombo del equipo de Liga Nacional hasta la banda izquierda, donde, asegura, se ubica su hábitat natural. “Llamaba la atención. Mejoró mucho defensivamente jugando de extremo. Hizo menos goles pero se estrelló nueve veces con postes y largueros”, recuerda Garcés, que revela un dato esclarecedor de la escasa presencia del canterano con el juvenil durante la campaña recién concluida. “Empezó con el filial y acabó con el primer equipo, así que apenas jugó seis partidos con nosotros. Eso sí, los ganamos todos, incluidos los dos al Barcelona. Era determinante”.

“Fuera de él Liso es un chico que pasa desapercibido que se lleva bien con todo el mundo. Solo da la nota en el campo. Un chaval humilde, pero muy fuerte mentalmente con capacidad de superación si las cosas no van bien”

Cerca de dos años junto a Liso convierten a Garcés en una de las figuras con más autoridad para evaluar la onda expansiva provocada por la explosión de un futbolista en mayúsculas capaz de echarse a la espalda, con apenas 19 años, a todo un Real Zaragoza y de capitanear la operación de rescate de un equipo a la deriva. “Hay muchos factores a tener en cuenta a la hora de saber si un jugador va a llegar, pero sí que tengo claro los que nunca lo harán y son aquellos que no saben asumir los roles del fútbol y no son capaces de superar sus frustraciones. Y Liso supera todas las dificultades que surgen en su camino a base de mucha personalidad. Ni le da miedo la responsabilidad ni él ni su entorno se van a poner nerviosos si está tres partidos sin jugar”.

Un ejemplo. “Fue convocado con el filial un sábado y calentó desde el descanso pero solo jugó cinco minutos. Llegó a casa a las 2 de la mañana y tenía que venir con nosotros el sábado a primera hora a Sabadell para jugar a las 4 de la tarde. Por supuesto, fue titular pero se hizo un esguince de tobillo que tuvimos que curar y vendar al descanso. Jugó toda la segunda parte vendado y fue el mejor, dio una asistencia y el equipo ganó. Ese es Liso, un enamorado del fútbol al que no le importa llegar tarde, dormir poco o lo que sea. Puede con todo”, subraya el técnico zaragozano.

“Fue convocado con el filial un sábado y calentó desde el descanso pero solo jugó cinco minutos. Llegó a casa a las 2 de la mañana y tenía que venir con nosotros el sábado a primera hora a Sabadell para jugar a las 4 de la tarde. Por supuesto, fue titular pero se hizo un esguince de tobillo que tuvimos que curar y vendar al descanso. Jugó toda la segunda parte vendado y fue el mejor, dio una asistencia y el equipo ganó. Ese es Liso, un enamorado del fútbol al que no le importa llegar tarde, dormir poco o lo que sea. Puede con todo”

Su renovación blinda al león y espanta buitres. “Todo jugador que llega al primer equipo debe estar agradecido, primero, al club donde empezó y a aquel que lo trató con cariño, después a quien lo captó para el Zaragoza y luego a todos los entrenadores que ha tenido en el Zaragoza y, por último, en el caso de Liso, a Víctor Fernández, que le dio su confianza y apostó fuerte por él. Al principio estuvo algo por debajo de los partidos, pero fue tanta la fe de Víctor en él que lo siguió poniendo y eso fue lo que le hizo alcanzar luego su mejor nivel”.

“Veo a Adrián en un buen Zaragoza. Creo que se va a fichar bien y se hará un buen equipo y Liso estará entre esos 15 o 16 jugadores que, titulares o no, el entrenador utilizará todos los fines de semana. A medio plazo, Liso tendrá un recorrido largo, pero en el Zaragoza, donde creo que estará durante mucho tiempo. Un jugador de club, como Francho”

Ahora, Liso es clave en el Zaragoza que viene, también con Víctor al mando. “Veo a Adrián en un buen Zaragoza. Creo que se va a fichar bien y se hará un buen equipo y Liso estará entre esos 15 o 16 jugadores que, titulares o no, el entrenador utilizará todos los fines de semana. A medio plazo, Liso tendrá un recorrido largo, pero en el Zaragoza, donde creo que estará durante mucho tiempo. Un jugador de club, como Francho”, defiende Garcés, cautivado por la fortaleza del canterano. Y no solo en el campo. “Fuera de él Liso es un chico que pasa desapercibido que se lleva bien con todo el mundo. Solo da la nota en el campo. Un chaval humilde, pero muy fuerte mentalmente con capacidad de superación si las cosas no van bien”.