Opinión | erre que erre

Otro verano con el lío de las camas

Puerta de Urgencias del Hospital Miguel Servet de Zaragoza.

Puerta de Urgencias del Hospital Miguel Servet de Zaragoza. / EL PERIÓDICO

En sanidad hay temas crónicos. Un término muy apropiado, por otra parte. Y se solucionan, desde hace años, poniendo parches. O sea, no se solucionan. Lo ha hecho la derecha y la izquierda, depende de quién haya gobernado. En Aragón, en otras comunidades y en España. El caso de las listas de espera está ahí. Habrá más o menos, se contratarán muchos o pocos servicios externos, se bajarán en mayor o en menor medida, pero ahí siguen y fácil es encontrar a algún paciente que dice que lleva mucho tiempo esperando, como a otro que asegura que a él o a ella le fue todo muy rápido y bien. Las peticiones de los profesionales de la Atención Primaria para que las consultas con los enfermos duren al menos 10 minutos llevan años y cíclicamente se airean. El colapso de las urgencias en determinadas épocas de invierno, ahí está y lo volveremos a ver. Y el lío del cierre de camas en los hospitales en verano no es nuevo de este siglo. Pues este año, ya ha vuelto. Más de 10.400 camas menos funcionarán en toda España, de las que 532 están en Zaragoza y 64 en Huesca, de julio a septiembre. Ya se sabe que es, sobre todo, por el periodo de descanso de los trabajadores de la sanidad pública. En Teruel no se cierra ninguna, aunque es de imaginar que también tendrán sus merecidas vacaciones de verano... No les afecta.

Es un hecho que los ciudadanos en general reducen sus visitas hospitalarias en verano. Pero también lo es que todos los años se dice que está muy mal que se cierren camas e incluso la ministra Mónica García ha dicho que es «una mala noticia», algo que ya decía y criticaba cuando estaba en la oposición en la Comunidad de Madrid. Pero, no hay ninguna solución. Dice que lo ideal es hacer planes estructurales que reviertan esta situación y se va a seguir trabajando. O sea, nada. Porque comunidades como la de Aragón no es que esté en una situación crítica ni tan mal como otras autonomías, pero no tiene un plan de choque.

Lo que Mónica García y el resto de comunidades tienen que hacer de una vez por todas es darle una buena pensada al Sistema Nacional de Salud. Porque después de cuatro décadas de funcionamiento hay que reciclarlo un poco. Es bueno, sí, pero tiene muchos inconvenientes que se repiten y que no somos capaces de solventar. Se vio con la pandemia, pero cada verano, cada invierno, se siguen viendo más defectos. Es necesario un gran pacto por la sanidad a nivel nacional. Faltan manos, faltan recursos materiales en muchos sitios y seguro que las prioridades del siglo pasado no son las de este. Las comunidades gestionan, pero sería bueno que todas funcionaran de igual manera y para eso, la coordinación ministerial con el visto bueno autonómico es clave. No debería pasar de este año. Y aquí, ya saben, entra en juego la dichosa financiación. 

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