El aniversario de una tormenta extraordinaria

Los testimonios de una tarde inolvidable

Comenzó como una granizada de verano. Pero pronto se convirtió en una descarga torrencial de lluvia y piedra que marcó un punto de inflexión en la vida de miles de personas. Muchas temieron por sus vidas, otras vieron como sus negocios quedaban prácticamente arruinados en cuestión de minutos. Nadie esperaba pasar por algo así.

La tormenta de hace un año en Zaragoza

La tormenta de hace un año en Zaragoza / El Periódico de Aragón

El Periódico de Aragón

Bombero

Bombero / El Periódico de Aragón

«Llevo 30 años en el cuerpo y jamás he visto nada así»

Luis Muñoz. Bombero que estuvo presente en los rescates

«Nos sorprendió a todos. Llevo 30 años trabajando como bombero y he estado 15 en la unidad de buceadores y nunca había visto nada así. Pero a pesar de todo, en los rescates no se dejó nada al azar. Todo se hizo de forma coordinada, eficaz y segura», explica Luis Muñoz, subjefe del cuerpo de Intervención de los Bomberos de Zaragoza. Él fue quien descendió haciendo rapel desde un viaducto de la Z-30 para rescatar a un hombre que resistió a la corriente de agua agarrado a unas adelfas. «Tuvimos suerte porque estaba en buena forma física. Si llega a ser otra persona el agua lo arrastra», dice ahora.

Aquel día de hace un año, cuando el tercer cinturón se convirtió en un torrente –el agua alcanzó el metro y medio de altura–, Muñoz se encontraba en el centro de salud de Torrero-La Paz pasando una inspección porque se estaban inundando algunas estancias. «Estábamos justo al lado de donde tuvimos que realizar los rescates más tarde. El aviso nos lo dio la gente que estaba allí y estaba viendo desde lo alto del barranco como la Z-30 se convertía en un río. Tuvimos esa suerte porque pudimos observar el panorama desde arriba, lo que nos permitió analizar mejor qué medios y qué íbamos a necesitar para poder afrontar la situación. Si hubiéramos llegado desde el parque de Bomberos nos hubiéramos quedado en la rotonda de la comsaría de La Paz», recuerda Muñoz.

Así, con una «visión de 360º», Muñoz y su equipo valoraron la situación. «Tuve claro que el agua no se podía tocar. Fue un acierto pedir los dos vehículos rurales Unimog. El chasis queda un metro por encima del nivel del suelo y con ellos se pudo acceder al cauce para rescatar a las personas que estaban atrapadas en el techo de los coches», cuenta. En total, ese día rescataron a más de una veintena de personas en la Z-30. Iván Trigo

Coche

Coche / El Periódico de Aragón

«Tuve mucha suerte. Dos policías me sacaron del coche»

Adrián Bulbena. Quedó atrapado en su vehículo.

A Adrián Bulbena, un zaragozano de 30 años, la tromba de agua de hace un año le pilló en plena Z-30. Regresaba a casa del gimnasio cuando, en la rotonda que da acceso a La Paz y a Parque Venecia, su coche se paró. «Se bloqueó y cuando me quise dar cuenta, el agua ya estaba a la altura de los faros», relata a este diario. En el momento en el que vehículo quedó totalmente inmovilizado en medio de la riada, Bulbena intentó salir, pero la puerta no abría.

«El agua empezó a entrar en el coche, me cubrió los pies y seguía subiendo. Ahí ya me di cuenta de que si no hacía nada, podía ahogarme dentro», rememora. Por la cabeza del joven pasó la idea de romper la ventanilla para salir, pero no fue necesario porque, afortunadamente, un coche de la Policía Local pasó por su lado y los agentes le ayudaron a salir. «Iban en un 4x4 y gracias a Dios que aparecieron. Tuve mucha suerte. Tiraron de la puerta de mi coche con fuerza y al final la consiguieron abrir. Fueron muy amables en todo momento, eso no se me va a olvidar», relata Bulbena. Tampoco olvidará «nunca» los momentos posteriores a la riada y lo que empezó a ver por redes sociales y en los grupos de whassap.

«Yo no era consciente de lo que estaba pasando. Entré al coche de la policía, que me sacó de allí y veía coches atascados, gente dentro y mucha agua, pero para nada pensé que iba a ser tan fuerte», cuenta. Su coche se quedó en la Z-30 hasta que una grúa lo retiró horas después. Ya nunca lo recuperó porque sufrió una avería total. «En ese momento sentí rabia y enfado, pero después fui consciente de lo que me podría haber sucedido a mi y me di cuenta de que lo material , aunque me generaba impotencia, no era lo más importante», explica.

A pesar de todo y a través del consorcio, consiguió que le indemnizaran con una cantidad suficiente que cubría el coste de su coche. Ana Lahoz

Alejandra

Alejandra / El Periódico de Aragón

«Le hice una videollamada a mi pareja para despedirme»

Alejandra Amores. Recuerdo traumático

«Mi mente ha dejado de lado lo que ocurrió aquella tarde, la cabeza es muy inteligente en estas cuestiones». El día de la tormenta la zaragozana Alejandra Amores vivió una de las jornadas más dramáticas de su vida. Una pesadilla que se concreta en la videollamada que desde el interior de un coche inundado realizó con su pareja. «Fue para despedirme», recuerda aún conmocionada.

Amores volvía del trabajo con su Opel Astra por la Z-40 cuando el granizo la obligó a refugiarse debajo de uno de los puentes de la Ronda Hispanidad. Al agua anegó la zona al caer como una cascada por los laterales, intentó salir y quedó atrapada poco más adelante, justo en la división entre las dos calzadas bajo el siguiente puente. «El agua entraba por los lados, no se veía nada, estaba muy angustiada», relata. Le llegó a cubrir hasta por encima del pecho. Fue la propia fuerza del agua la que sacó el vehículo de la zona inundada.

«No sé cuanto tiempo pudo durar aquella situación, para mí fue eterno», indica. Ahora solo queda no pensar en aquello y bromear alguna vez con los amigos. D. Chic

Herco

Herco / El Periódico de Aragón

«Un año después aún aparece barro tras las estanterías»

Carlos Sánchez. Suministros Industriales Herco

«Ha pasado un año y aún aparece barro detrás de las estanterías o al mover algunas de las mercancías de la nave». El resumen de una tarde de tormenta en la empresa Suministros Industriales Herco de Cuarte de Huerva es de «impotencia, trabajo y esfuerzo», según recuerda el gerente Carlos Sánchez. El agua rodeó sus instalaciones inundando 4.000 metros cuadrados de naves, en algunas zonas marcando un metro y medio de altura. «Afortunadamente el granizo no afectó a las cubiertas, pero el barro llegó como una avalancha de los montes cercanos», explica.

«Recuerdo la sensación terrible de ver cómo en diez minutos se puede ir al traste un proyecto por el que has trabajado toda la vida después de haber superado muchas crisis», indica. Aunque también han sacado cosas positivas, pese al dolor de cabeza que ha supuesto tratar con los seguros. «Me quedo con la solidaridad de los vecinos, así como con el buen trato de los proveedores que nos han ayudado a financiar muchas cosas», dice. Una mezcla de sentimientos de desolación y agradecimiento. D. Chic

Kibuc

Kibuc / El Periódico de Aragón

«La sensación de no poder evitarlo fue lo peor de todo»

Sonia Aguerri. Kibuc

En lo peor de la tormenta, el granizo rompió el techo de la tienda de muebles de Kibuc en Cuarte de Huerva y Sonia Aguerri, su encargada, decidió tirarse en un sofá y esperar a que escampara. «La sensación de no poder evitar lo que ocurre fue lo peor de todo», explica. Aquella tarde se había quedado sola en el local, algo que no sucede demasiado a menudo.

Antes, durante muchos minutos desde que comenzó la lluvia, Aguerri, trató de contener las vías de agua que se colaban por las puertas, las arquetas y otros puntos de la tienda. Su marido, en el taller de al lado, estaba viviendo una situación parecida. «No fue un momento muy largo, pero de ningún modo se podía contener la inundación», recuerda. La parte de atrás de la tienda era un verdadero río en el que el agua llegaba a la rodilla.

Cuando bajó el nivel llegaron las hora de «agobio» para intentar salvar el máximo posible de artículos, tanto los que estaban en exposición como los materiales para fabricarlos. Entre lo positivo que en Kibuc sacan tras las lluvias torrenciales de hace un año está la solidaridad de sus vecinos. «Todos nos acabamos volcando en la limpieza», destaca. D. Chic