Cambio de escenario en la nueva Romareda

El Periódico de Aragón

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Al proyecto de la nueva Romareda todavía le quedan muchos capítulos por escribir después de que el club decidiera no presentarse al concurso público para construir y financiar el nuevo estadio a cambio de su gestión y explotación. La «inseguridad jurídica» fue el argumento esgrimido por el club tras el recurso presentado por el grupo municipal de Podemos ante el Tribunal Administrativo de Contratos Públicos de Aragón (TACPA) y la anulación del pliego de condiciones decidida por dicho órgano. Ahora, el escenario es bien distinto porque el Ayuntamiento de la capital, el Gobierno de Aragón y el Real Zaragoza han de buscar socios y financiación para llevar a buen puerto un proyecto estratégico para la ciudad. Más si cabe después de conocerse que España –junto a Marruecos y Portugal– ha sido elegida por la FIFA para albergar el Mundial de 2030, una cita en la que la nueva Romareda aspira a ser subsede.

El quién y el cómo serán, por tanto, decisivos para impulsar la reforma del viejo campo de fútbol. En el primer interrogante falta una incógnita por despejar, en este caso si la Diputación de Zaragoza (gobernada por el PSOE) participará o no. Su solvencia hace que sea un socio estratégico para intentar elevar la aportación de capital de los promotores y reducir el volumen de financiación necesario. Precisamente, Ibercaja aparece como el segundo interrogante, si bien el banco aragonés se ha mostrado dispuesto a analizar su participación en un proyecto que afronta importantes urgencias si quiere llegar a tiempo a la cita mundialista.

La DPZ e Ibercaja son, por tanto, claves para una operación que podría costar algo más de 140 millones de euros y que requeriría también de un mínimo de 70 millones de capital para lograr esa financiación. A más solvencia, más garantías de lograr préstamos de la banca y a la inversa. De lo que no hay duda es de que La Romareda necesitará de fondos públicos y que estos deberán estar bien gestionados para que esa inversión no solo no caiga en saco roto sino que no se traduzca en deuda para las administraciones. De ahí la importancia de conocer quién estará implicado en el proyecto y quién se ocupará de levantar el estadio y explotarlo comercialmente.

El partido acaba de comenzar, pero si Zaragoza quiere estar en la Primera División de las capitales españolas y europeas y, además, quiere ser sede del Mundial 2030 ha de apostar por un proyecto tan necesario como reclamado por los ciudadanos. Eso sí, es prioritario medir bien y acertar con la fórmula elegida para evitar facturas imprevistas.

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