Entrevista | María Jesús Luna Serreta Directora de la Fundación SIP

«Hay que sumar el derecho a la paz a los Derechos Humanos»

La Fundación Seminario de Investigación para la Paz (SIP) presenta el libro ‘Nuevo tiempo de actuar para la paz’

Se basa en el ciclo de conferencias de la fundación de 2023, e identifica los retos para la paz en un mundo polarizado

40 años después de su creación, el SIP ofrece una mirada global al complejo panorama de la política internacional

María Jesús Luna Serreta, directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz

María Jesús Luna Serreta, directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz / Jaime Galindo

¿Qué llevó al nacimiento de la Seminario de Investigación para la Paz?

Se crea por iniciativa del primer Gobierno de Aragón de la democracia. Se plantea en el momento de la segunda Guerra Fría, en el que hay una amenaza nuclear importante, cuando en Zaragoza hay una base norteamericana. Hay una preocupación social notable, y José Ramón Bada, consejero de Cultura, plantea que las cuestiones de paz no solo deben generar movilización ciudadana, sino también estudio, investigación y comunicación. Y propone al Centro Pignatelli, un espacio de referencia en la ciudad para la formación, el encuentro y el diálogo, crear este seminario de investigación, de la mano del Gobierno de Aragón y, a partir del año 2002, también de las Cortes de Aragón.

¿Qué han conseguido en estos 40 años?

Han sido muy numerosos los cursos, las investigaciones, las conferencias y las personas que han recibido las becas de investigación, y su impacto, muy relevante. Cuando le preguntan a nuestro presidente de honor, Jesús María Alemany, responde que «no hemos podido alcanzar la Paz con mayúscula, pero nadie nos exime de la responsabilidad de ir haciendo las paces, aunque sean con minúscula». Y a esa tarea estamos todos convocados. Pensamos que los miles de personas que han pasado por el Seminario y se han formado con nosotros en estos años se han llevado algunas semillas de construcción de paz que esperemos que fructifiquen allí donde trabajen. Es verdad que es un reto complejo, pero no imposible ni desdeñable, ya que necesitamos la paz para preservar las vidas, y contamos con todo un bagaje de herramientas, instituciones y voces que tenemos que poner a trabajar.

¿Estamos hoy ante un nuevo tiempo para la paz?

Las crisis son diferentes, aunque algunas vuelven. Empezamos en un momento de amenaza nuclear, tuvimos un paréntesis y, ahora, volvemos a dudar. Los conflictos cambian, otros regresan… Pasamos de una dinámica de bloques a un contexto más multipolar, y ahora volvemos a los bloques, pero con más actores y nuevos intereses. Hay una mayor fragmentación, al igual que dentro de las sociedades, tan polarizadas. Las desigualdades crecen, y hay quienes proponen soluciones fáciles ante tanta complejidad, un campo fértil para los populismos. Hasta ahora, el mundo había funcionado con las normas generadas tras la Segunda Guerra Mundial, que han quedado superadas porque parece que solo son válidas si sirven a los intereses de quien las invoca. Ante ese deterioro de las normas internacionales, hacen falta nuevas cartas de navegación para este nuevo momento, como escribe Jesús Núñez en el libro que ahora presentamos.

¿Cómo es que, con la llegada del verano, la Fundación SIP siempre presenta un libro?

Cada año edita uno, que es el resultado de su trabajo en su anterior ciclo anual de conferencias, que en 2023 llevó el mismo título del libro, Nuevo tiempo de actuar para la paz. El tema tiene mucho que ver con la celebración de nuestro 40 aniversario, porque queríamos ofrecer una panorámica de este nuevo tiempo. Identificamos los rasgos que lo caracterizan, pero también el estado de ánimo de la sociedad para afrontar esos nuevos retos, y ofrecemos propuestas.

¿Qué asuntos abordan los ciclos anuales?

Cada ciclo, y su libro posterior, se centran en un tema concreto en torno a la paz: la comunicación para la convivencia, la reconciliación, la convivencia amenazada… Otras líneas temáticas, de política internacional, tienen que ver con espacios geográficos, como América Latina, África o el Indo-Pacífico. Periódicamente, revisamos las dinámicas geopolíticas de determinados contextos porque la realidad lleva un ritmo trepidante y los indicadores, los datos, las circunstancias y los equilibrios de fuerzas cambian.

¿Qué hace distinto al del 40 aniversario?

La peculiaridad es que es una panorámica de todo, o sea, lo que queríamos era plantear un estado de la cuestión de los estudios y la construcción de paz, y que además fuera propositivo. Porque las circunstancias son complejas, pero hay líneas de trabajo, instituciones y experiencias positivas de construcción de paz que hay que visibilizar. Por eso, el libro se cierra con siete recomendaciones para la construcción de la paz en este contexto.

Entonces, ¿hay lugar para la esperanza?

El libro aporta una hoja de ruta a la sociedad, con siete recomendaciones positivas. Hay que recuperar la dignidad de la persona humana y el diálogo, volviendo a los Derechos Humanos, y sumarles el derecho a la paz como uno nuevo. Hay que avanzar en la seguridad humana y en los ODS, abordando las consecuencias de la crisis climática. Hay que discernir los aspectos positivos de la globalización de los que son una amenaza para la democracia, y sanarla. Hay que desaprender la guerra y prevenir las nuevas violencias. Hay que avanzar en el desarme, atender a las nuevas tendencias geopolíticas y a la persistencia de las antiguas potencias, y proyectar y activar una adecuada cultura de paz.