La Marea Roja responde en la Euroliga

La afición rojilla ha vibrado con las suyas, con más de 3.500 fieles disfrutando en directo de la primera victoria del Casademont Zaragoza en la Euroliga

El espectáculo de Fofito al descanso ha sido la gran sorpresa en el Príncipe Felipe

La grada del Príncipe Felipe alienta a las suyas durante el encuentro de la Euroliga entre el Casademont Zaragoza y el Sepsi.

La grada del Príncipe Felipe alienta a las suyas durante el encuentro de la Euroliga entre el Casademont Zaragoza y el Sepsi. / Ángel de Castro

David García Arlegui

David García Arlegui

Era un día histórico para el Príncipe Felipe, que acogía el primer partido de un equipo zaragozano en la Euroliga, y la Marea Roja no fallaría a la cita, como era de esperar. Ya en los aledaños del pabellón, las camisetas rojas teñían del color del Casademont Zaragoza una calurosa tarde de principios de octubre. Hasta 3.548 incondicionales se han acercado a presenciar el debut en la máxima competición continental de su equipo.

La sensación en la grada era de disfrute desde antes del comienzo, y el desempeño mostrado por las de Carlos Cantero no haría sino alimentar una llama de ilusión, la de los aficionados del conjunto rojillo, que ya se había encendido entre cánticos, bailes de Link, la mascota del club, y canciones de electrónica que hacían del Príncipe Felipe toda una fiesta unos días antes de las del Pilar.

Con el comienzo del choque, las ganas de jugadoras y afición de disfrutar del merecido premio de disputar la Euroliga tras el campeonato de Copa de la Reina afloraban en un fulgurante inicio para, muy prematuramente, empezar a sentenciar un partido que sería de color rojo de principio a fin. Como de costumbre, la Marea Roja no solamente alentaba a las suyas vengan bien o mal dadas, sino que las sonoras protestas ante las decisiones arbitrales desfavorables también formaban parte del modus operandi de la parroquia rojilla. Nada ha cambiado, en el fondo, de una a otra temporada.

Tampoco dejaría sola su gente a Leo Fiebich en la primera mitad cuando la alemana no contaba con el acierto en el tiro deseado. Y, como siempre, el Príncipe Felipe encontraba en su capitana ese punto de conexión entre la pista y la grada: triple de Vega Gimeno y la afición enloquecía con el clásico gesto en el que la valenciana enseña tres dedos. Gusta un tiro exterior en Zaragoza, y bien lo sabe Helena Oma, que anotaba otros dos triples consecutivos para deleite del público.

Fofito, con la camiseta del Casademont Zaragoza en la pista del pabellón Príncipe Felipe.

Fofito, con la camiseta del Casademont Zaragoza en la pista del pabellón Príncipe Felipe. / Ángel de Castro

No faltarían las sorpresas en el pabellón. Fofito saltaba al parqué en el descanso acompañado de malabaristas y trapecistas y a la Marea Roja le tocaba también responder a su clásica pregunta con un sonoro «¡Bien!» encabezado por los más pequeños. Ataviado con su camiseta personalizada del Casademont, el payaso cantaría algunas de sus más famosas canciones antes de despedirse de la afición.

Ya sin Fofito en pista, la afición continuaba encima de las suyas, especialmente en los momentos de peor desempeño, resultando una vez más clave para entender el éxito del Casademont Zaragoza. Ya en el último parcial, la Marea Roja vibraría con el triple de Urdiaín antes de festejar la primera victoria del equipo en la Euroliga.