AGRICULTURA

La sequía se ceba con Belchite y pone en riesgo el cereal

La comarca zaragozana apenas ha registrado 12 litros de agua en los tres últimos meses, lo que ponen en apuros a los agricultores de la zona

La escasez de lluvia merma el rendimiento de la oliva y puede echar a perder el grano sembrado si persiste la falta de precipitaciones en las próximas semanas

Un campo sembrado de cereal de invierno en Belchite, que sufre una prolongada sequía.

Un campo sembrado de cereal de invierno en Belchite, que sufre una prolongada sequía. / EL PERIÓDICO

La preocupación por la sequía persiste en algunas zonas de Aragón. Las abundantes lluvias de los últimos meses no han llegado a todo el territorio, como es el caso de Belchite, donde apenas han caído de media entre 10 y 12 litros por metro cuadrado en los tres últimos meses. La falta de agua está poniendo en riesgo la siembra del cereal de invierno y ha mermado el rendimiento de la oliva, los dos cultivos principales de esta despoblada comarca zaragozana, que tiene en la agricultura su principal actividad económica.

La moral de los agricultores de la zona está "por los suelos". "Con la sequía que ya arrastramos de año pasado, la situación es desilusionarte", se lamenta Jesús Martínez, presidente de la cooperativa agraria San Martín de Belchite, quien alza la voz sobre la crisis que sufre el campo en este territorio, donde no se da por superada la sequía como ocurre en otras partes de Aragón donde los embalses vuelven a estar a rebosar. "Aquí todo es polvo ahora y más con el viento que hace. Si no llueve de aquí a Reyes va a ser la ruina para el cereal y sería ya el segundo año desastroso", explica.

Los productores temen que no enraíce el grano sembrado el pasado mes de noviembre por la falta de tempero. "Tenemos la sensación de que hemos tirado el grano. Todos los campos se van a quedar sin hacer como llueva pronto", advierte. Si la sequía persiste, las perdidas serán cuantiosas, más teniendo en cuenta que la pasada campaña de cereal ya fue improductiva. Aunque la primavera fuera lluviosa, de poco serviría porque las semillas "se habrán fastidiado" si continúa la falta de precipitaciones en las próximas semanas.

"Los que comemos de esto, estamos desmoralizados. En cuanto nos levantamos, lo primero que hacemos es mirar a ver si viene agua", explica Martínez. La incertidumbre está haciendo que se frene las inversiones en nueva maquinaria o en modernización de explotaciones.

Olivas arrugadas y menos aceite

La falta de agua también se está sintiendo en la oliva, un cultivo muy arraigado en la zona, conocida por sus árboles centenarios. En plena campaña de recolección, se aprecia una clara merma del fruto. "Las aceitunas, en lugar de estar tirantes, que sería lo normal en esta época, están arrugadas. Chupan del olivo, cuando tendría que ser al revés", explica el agricultor.

Un foto de detalle de olivas arrugadas por la falta de agua en un campo de Belchite.

Un foto de detalle de olivas arrugadas por la falta de agua en un campo de Belchite. / EL PERIÓDICO

Como consecuencia de ellos, el rendimiento oleico está bajando entre un 15% y un 20%, lo que repercute en el bolsillo de los productores. En un año normal, la producción de aceite supone entre el 22% y el 24% de la cosecha de oliva en esta zona, un porcentaje que en esta campaña está siendo del 18% al 20%. Eso sí, la calidad "va a ser excelente" porque no ha habido plagas ni enfermedades.

El consuelo en este caso está en los elevados precios que tiene actualmente el aceite, algo de lo que ahora no han podido beneficiarse esta zona porque en la campaña pasada la cosecha fue casi residual, con apenas 400.000 kilos de oliva cuando en un año normal se recogen de 5 a 6 millones. Este año se prevén entre 4 y 5 millones, pero preocupa lo que pueda ocurrir el año que viene si sigue sin llover en las próximas semanas. "Si seguimos sin tempero en el olivar, la próxima cosecha volverá a ser desastrosa".

La agricultura del Campo de Belchite es sufrida históricamente. Se trata de uno de los territorios con menor pluviometría de toda España. "El día que en esta comarca dejen de apoyarnos con la PAC, aquí no queda ni el apuntador", advierte. Desde la cooperativa San Martín, que cuanta con 200 socios, echan en falta más apoyo de las administraciones públicas para esta zona desfavorecida y que se le tenga en cuanta a la hora de planificar regadíos o aumentar caudales de agua.

"La verdad es que nos sentimos muy abandonados", afirma Martínez. El declive demográfico de la comarca ha sido intenso en las últimas décadas, a pesar de su cercanía a la ciudad de Zaragoza. En los últimos 20 años ha perdido cerca del 20% de la población, que ahora ronda los 4.600 habitantes.