INFRAESTRUCTURAS PENDIENTES DEL GOBIERNO CENTRAL

Aragón aún tiene carreteras en el olvido y trenes sin salir del túnel

Huesca moderniza la vía, pero la reapertura del Canfranc continúa pareciendo imposible

La A-40 hacia Cuenca sigue en el cajón, igual la A-24 de Daroca a Calatayud

Obras en Ayerbe de Adif, en la línea entre Huesca y Canfranc.

Obras en Ayerbe de Adif, en la línea entre Huesca y Canfranc. / ADIF

David López

David López

El Gobierno central tiene pendiente con Aragón un buen puñado de infraestructuras por terminar o a la que darles el impulso definitivo pero lo cierto es que son pocos los proyectos estratégicos en los que, al menos en los últimos años, no ha puesto una primera piedra. La comunidad, visto desde Madrid, parece tener trazadas sus líneas maestras en cuanto a ejes principales en carreteras y líneas de ferrocarril, con estudios informativos que ahora se van finalizando o ya están impulsados, pero pocas con vistas a finalizarse en el corto plazo o incluso a licitarse las obras.

Se podría decir que solo la autovía A-40, que está llamada a conectar por fin Teruel con Cuenca y Madrid, es uno de los pocos proyectos de envergadura que sigue en el limbo de las voluntades políticas. En una provincia como la turolense, que desde hace décadas aduce ser la peor tratada por el Ejecutivo central, al menos en los últimos años está viendo avanzar las obras de electrificación de la línea con Zaragoza y se acaba de aprobar el estudio informativo para impulsarlas en dirección a Sagunto (Valencia). Habrá pronto velocidad alta en el tren turolense... si sigue la apuesta su velocidad de crucero. Es la gran asignatura pendiente.

Tramo estrenado de la A-68 entre Gallur y Mallén a finales de 2022.  | JAIME GALINDO

Tramo estrenado de la A-68 entre Gallur y Mallén a finales de 2022. | JAIME GALINDO / david lópez

La N-232

Otra que es importante para Teruel es el desdoblamiento de la N-232 entre Fuentes de Ebro (en la provincia de Zaragoza, ya en obras y que estará terminado el año próximo) y el Bajo Aragón y el límite provincial con Castellón. Una autovía muy necesaria en la zona que sigue anclada en los estudios informativos de momento.

Algo parecido sucede en la provincia de Huesca. Todo el eje pirenaico de alta capacidad sigue pendiente de rematar. La A-21, pendiente de impulsar las obras para que haya autovía desde Puente La Reina hacia el límite con Navarra y se haga la judicializada variante de Jaca. En la A-23 sigue la espera de que lleguen las máquinas al tramo Lanave-Sabiñánigo, el único que le falta a la autovía Mudéjar para estar acabada (más de dos décadas después). Y en la A-22 lo del tramo entre Huesca y Siétamo ya clama al cielo, apenas ocho kilómetros faltan para poder ir por autovía hasta Lérida. Y ahí siguen los trabajos en marcha aún. Es amable referirse a ello como un retraso en la infraestructura.

Pero la punta de lanza de Huesca y todo un símbolo para Aragón es el eje ferroviario Zaragoza-Huesca-Canfranc y sobre todo la reapertura del túnel que conectará algún día con Francia. Ya no se distingue si es más por desinterés del país galo o por la calma con la que se aborda esta conexión estratégica de viajeros y mercancías cruzando el Pirineo, pero al menos al Gobierno central no se le puede reprochar que ya ha impulsado la modernización de la vía entre la capital altoaragonesa y la localidad de la estación internacional, ya remodelada con el Gobierno aragonés como promotor. Serán más de 95 millones de inversión en tres tramos que ya están en marcha (eso sí, a distinto ritmo de ejecución) y que al menos, incluso sin túnel permitirá mejorar la velocidad comercial y la fiabilidad.

El AVE a Pamplona

En la provincia de Zaragoza, la gran asignatura pendiente es el AVE hacia Pamplona, ahora con expectativas rebajadas y un estudio informativo que acerca la licitación. Pero que sigue sin fecha clara de estreno. En los servicios ferroviarios, el Cercanías de Zaragoza y su ampliación (a Plaza, a Gallur, a Huesca...) que ni está en los planes ni se le espera a pesar de que todos los partidos en Aragón lo ambicionan.

Y en carreteras, el gran debe en las cuentas del Estado es la A-24, la autovía entre Calatayud y Daroca que no tiene nunca un gran reflejo en las cuentas del Gobierno central y que serviría para conectar dos ejes de alta capacidad como la autovía Mudéjar entre Zaragoza y Valencia y la A-2, hacia Madrid.

Mientras tanto, sigue a punto de rematar el desdoblamiento de la N-232 en Mallén (al que solo le faltan cinco kilómetros) y esta próxima legislatura será la de convertir en gratuita la autopista AP-68 que conecta con Logroño, Pamplona y Bilbao.