Guardando las distancias: Las Armas, un reto nada sencillo

La reapertura del centro enfrenta los nuevos gestores a una situación que presenta muchas peculiaridades

Las Armas, en una imagen de la etapa anterior.

Las Armas, en una imagen de la etapa anterior. / EL PERIÓDICO

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

Cuando ya iba camino de cumplirse tres años con el centro cultural de Las Armas cerrado, finalmente las noticias llegaron y su apertura se anuncia para la semana que arranca este lunes. Se pone fin así a un largo concurso con el que se ha tratado de subsanar los errores de las primeras bases en las que se les pedía a los gestores realizar una serie de actividades que, dadas las características del centro, eran imposibles de hacer. Así, fue la pandemia la que acabó por bajar la persiana y también la que supuso el adiós a los anteriores gestores, El Fantasma Producciones, que no optó al nuevo concurso que se ha acabado llevando el único licitante, una UTE liderada por Global Hostelera 2022.

Comienza una nueva etapa en la que, cuanto menos, se abren muchas incógnitas y esperemos, por el bien de la ciudad, que todas se resuelvan para volver a conseguir un centro cultural y musical potente y referencia más allá de nuestras fronteras. Y las dudas no me vienen por los nuevos gestores a los que habrá que dejar trabajar para ver su proyecto (del que, de momento, es verdad, que se ha desvelado poco) y esperar que vaya calando en la ciudad para crecer culturalmente que, ahora mismo, es lo que necesita (y quiere) el público de la ciudad que, cuando se le ha dado oferta, ha respondido.

Pero la realidad es que Las Armas vuelve a abrir sus puertas en una zona en la que apenas queda nada del proyecto en el que estaba incluido el centro. Me refiero a las tiendas y talleres culturales que había en los bajos de la calle San Pablo. Lugares que ahora mismo están prácticamente desaparecidos. y que ayudaban a darle vida a la zona y también, por qué no, a generar clientes para la cafetería.

Los nuevos desafíos

Otra duda es qué va a pasar con el público. Nos encontramos ante una zona que lleva tres años sin actividad y con un espectador (el de antes de la pandemia) que paulatinamente ha ido abandonando la noche zaragozana coincidiendo también con haber alcanzado la mediana edad. Y es de aquí de donde surge uno de los principales retos de los nuevos gestores, ser capaces de atraer a un público joven, o lo que es lo mismo, conseguir generar un polo de atracción para la ciudad que vaya haciendo crecer la asistencia y vaya generando eso que tan difícil es y a lo que todos aspiran, a generar comunidad.

El reto no es sencillo porque rentabilizar un espacio como Las Armas requiere de muchas dosis de imaginación, buen hacer y saber crear unos hábitos de consumo que no podrán pasar de las dos y media de la madrugada los sábados. Y ahí la cafetería también debe jugar un papel fundamental (aunque el escenario exterior no se podrá utilizar).

¿Mercadillos?

Otro asunto que no me acaba de quedar claro es si va a volver a haber mercadillos. Los nuevos gestores, en boca de Pedro Ortega, de Global Hostelera, aseguraron que sí, que regresarán aunque todavía hay que estudiar la fórmula. A día de hoy, me parece vital que vuelvan para, como decía antes, generar una comunidad cultural potente y con ganas de responder a la llamada de las propuestas.

Zaragoza se juega mucho (y el ayuntamiento también) en esta reapertura de Las Armas y espero que este nuevo rumbo de uno de los espacios emblemáticos de la ciudad (sigue siéndolo a pesar de los años cerrados, solo hay que ver la expectación que levantó la noticia de su apertura) sea un rotundo éxito para que la vida cultural de la ciudad sea próspera, más rica y más imaginativa. El éxito de Las Armas, en realidad, será el de todos. 

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