SUCESOS EN ARAGÓN

Los Reula acreditan los abusos de su hermano redentorista en Zaragoza

Una carta firmada por Carlos y José Luis señala al sacerdote como "un peligroso criminal"

"La víctima ha sido manipulada, abusada y torturada desde los 13 años», dicen ambos

Abusos en la Iglesia en Aragón: "Soy una mujer violada por la Iglesia y por la Justicia"

La víctima, con toda la documentación de la causa durante la entrevista concedida a este diario.

La víctima, con toda la documentación de la causa durante la entrevista concedida a este diario. / ANDREEA VORNICU

Más de 30 años han tenido que pasar hasta que Teresa se armara de fuerza y coraje para hacer público un caso de pederastia sin igual en la Iglesia Católica de Aragón. Mientras que ayer imperó el silencio en la parroquia del Perpetuo Socorro de Zaragoza ante la información publicada por este diario, los hermanos carnales del sacerdote implicado en la trama redentorista alzaron la voz para repudiarle. Son Carlos y José Luis, los hermanos Reula. Ayer remitieron una carta en exclusiva a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN en la que expresan «sin paliativos» su más profunda repulsa al comportamiento de una persona que se encuentra «en las antípodas» de sus principios familiares. «La víctima ha sido manipulada, abusada y torturada desde los trece años y, como consecuencia, ha protagonizado varios intentos de suicidio», acreditan los Reula en relación al testimonio aportado por la denunciante.

Ninguno de ellos tiene la más mínima duda de «la veracidad de los hechos denunciados» contra su hermano José Antonio, de 73 años, a quien ellos mismos también han denunciado reiteradamente ante el Cuerpo Nacional de Policía. «Se corresponden con los antecedentes penales del redentorista, con el relato contrastado y coherente de la propia denunciante y con la demostrada técnica para delinquir de un sacerdote abusador de los más débiles y confiados», indican en el apartado tercero. «Los hechos se encuentran ratificados por informes de profesionales», añaden en este mismo punto.

La misiva constituye un alegato en contra de la forma de actuar del sacerdote, la cual van desgranando progresivamente desde el primero hasta el último de los dieciséis postulados. El primero de ellos va dirigido al «perdón» hacia «todos los niños adultos en los que el sacerdote redentorista haya llevado a cabo su actividad abusadora, manipuladora y delictiva». Poco a poco van descubriendo cómo el sacerdote se convirtió en «un peligroso criminal» desde los últimos años de su infancia y los primeros de su adolescencia hasta el día de hoy. «Nuestros padres confiaron la educación de su niño de diez añitos a los padres redentoristas de el seminario de El Espino, quienes lo transformaron en un peligroso criminal», se arrancan Carlos y José Luis. «Ni nuestros padres ni nosotros jamás tuvimos conocimiento de las varias vidas secretas, libertinas y delictivas del sacerdote redentorista», continúan.

"De manera intencionada y continuada, los responsables de la congregación del Santísimo Redentor nos engañaron y nos ocultaron que el redentorista padre José Antonio había sido enjuiciado en Roma por delitos que todavía hoy guardan en cómplice secreto"

Hermanos Reula

Todo ello fue cocinando a fuego lento un carácter «narcisista» del que ha sido víctima la propia Teresa. Y lo fue mientras él le ocultaba a ella, a sus propios hermanos y a sus allegados que había sido sancionado desde Roma en 1997 por «escándalos sexuales» tras su paso por el Seminario de los Padres Redentoristas de Salamanca y la parroquia de Santa Teresa. «De manera intencionada y continuada, los responsables de la congregación del Santísimo Redentor nos engañaron y nos ocultaron que el redentorista padre José Antonio había sido enjuiciado en Roma por delitos que todavía hoy guardan en cómplice secreto», cuentan los Reula en el punto 7. «La actividad delictiva del redentorista, condenado canónicamente, es un hecho del que tienen conocimiento casi todos los miembros de la congregación y que, de forma corporativa, no solo mantuvieron escondido, sino que además pusieron todos los medios para que jamás llegara esa información a sus familiares y lo acogiéramos engañada y generosamente», prosiguen en el punto octavo.

Una causa archivada

También aluden al desprecio de las autoridades jurídicas por archivar la causa en el cajón tras la interposición de la denuncia por parte de Teresa el 12 abril de este año. Precisamente, el juez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Zaragoza archivó y sobreseyó la causa al considerar que los hechos denunciados «no aparecen acreditados a la vista de las propias manifestaciones efectuadas por la supuesta perjudicada».

«De la situación de desesperación de la víctima se encuentran informados tanto la congregación del Santísimo Redentor como el Poder Judicial», reza el apartado 13. «El desprecio proveniente de estos dos poderes, eclesiástico y judicial, están conduciendo a la víctima a exacerbar su desesperación», completan los hermanos. Con todo ello, tanto Carlos como José Luis consideran que los responsables del poder eclesiástico y del poder judicial deben responder ante la sociedad como «encubridores y colaboradores». «Ahora son ellos también responsables de lo que pudiera suceder a la víctima violada», sentencian al mismo tiempo que exigen «la inmediata comparecencia» de los redentoristas para dar explicaciones a la opinión pública sobre los hechos expuestos.

El resto de postulados de la carta no dejan indiferente a nadie en su objetivo por «poner fin a estos horrores delictivos tan sutiles como criminales». «Condenamos sin paliativos que uno de los nuestros haya sido agente de los crímenes más atroces que pueda cometer un ser humano. Nos produce asco y vergüenza», afirman. «El propio sacerdote redentorista, además de violarla, le ha inducido al suicidio porque le interesa su desaparición», finalizan.