EL PASO DEL REY FELIPE VI POR ARAGÓN

El rey Felipe VI: una década de reinado de un zaragozano de adopción

El rey Felipe VI cumple diez años en el trono del Reino de España después de tomar posesión con la obligación de "ganarse el aprecio, el respeto y la confianza de los ciudadanos"

El rey Felipe VI pasa revista ante su hija, la princesa Leonor, durante la jura de bandera dela heredera al trono del Reino de España en la Academia General Militar de Zaragoza.

El rey Felipe VI pasa revista ante su hija, la princesa Leonor, durante la jura de bandera dela heredera al trono del Reino de España en la Academia General Militar de Zaragoza. / Jaime Galindo

Dijo el rey Felipe VI cuando fue proclamado monarca que la Corona del Reino de España debía «saber ganarse el aprecio, el respeto y la confianza de los ciudadanos». Habló de unos valores de libertad, de responsabilidad, de solidaridad y de tolerancia con los que siempre se ha mostrado cercano a Zaragoza, la ciudad que abrazó a aquel espigado e imberbe adolescente a su llegada a la Academia General Militar (AGM) en 1986 como punto de partida de la sucesión en el trono a su padre, el rey –ahora emérito– Juan Carlos I. De aquellas palabras se cumplen hoy diez años, una década de reinado que a Su Majestad le ha bastado para cumplir el papel que juró a la sociedad española con un especial cariño a la tierra aragonesa, la misma a la que nunca ha olvidado desde sus aposentos en Zarzuela.

Lo recordó el mismo día en el que su hija Leonor ingresó en la Academia al evocar los sentimientos que todavía guarda del mismo momento que él vivió 38 años atrás -«todos guardamos muy buenos recuerdos de ese día, lógicamente, y ver a Leonor vivirlo de esta manera también es emocionante», admitió el Rey- y lo ha demostrado en citas clave para el porvenir de la comunidad aragonesa. En mayo de 2018, Felipe respaldó el proyecto industrial de Pikolín en Plaza al inaugurar la mayor fábrica de colchones del viejo continente y, solo unos meses después, visitó el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido con motivo del centenario del enclave natural. Ese día llamó a la «responsabilidad de todos» para preservar el tesoro refugiado en pleno corazón del Pirineo aragonés.

Sus visitas a tierras aragonesas despiertan la ilusión de un séquito incondicional de feligreses, con quienes se ha dado grandes baños de masas en recónditos rincones de la geografía aragonesa a los que se llega por sinuosas carreteras que el Rey nunca imaginaría en otros viajes. En 2021 lo hizo en Fuendetodos con motivo del 275 aniversario del nacimiento de Francisco de Goya, una cita que aprovechó para reivindicar el orgullo por el arraigo aragonés -«desde este pequeño enclave del medio rural, podemos ciertamente apreciar la vocación de respeto a nuestras raíces», afirmó- y alabar «la riqueza creativa» de la tierra aragonesa que, según él, siempre le acoge «con tanta hospitalidad».

Siempre ha admirado el cultivo académico de los aragoneses, tal y como reconoció en diciembre de 2022 en una visita a Alcañiz para inaugurar el acto de celebración del 50 aniversario de la UNED. «Sin duda esta tierra y sus habitantes llevan a gala su gran historia, su humanismo y su afán de mejora a través de la cultura y la educación», escribió en el libro de honor de la capital del Bajo Aragón.

Tampoco ha dejado atrás las visitas a las instalaciones militares de Zaragoza, las cuales frecuenta anualmente para supervisar la ejecución de ejercicios bélicos como hizo la semana pasada con el Ejercicio Atlas 24 detecta las capacidades y vulnerabilidades del Ejército y, en mayo de 2023, con la fase Swift Response del Ejercicio Defender Europe 23, unas maniobras de defensa con aliados. Allí, en la carretera de Huesca, es un asiduo al presidir la entrega de los despachos reales a los nuevos oficiales del Ejército de Tierra y de la Guardia Civil, tal y como hizo el año pasado acompañado de su hija Leonor en lo que fue una bienvenida anticipada a la que iba a ser su casa durante el presente curso.

No acaparó los focos Leonor ese día hasta que, semanas después, se dio un baño de masas cuando ingresó en la Academia General Militar y fue vitoreada por los padres de sus compañeros. Es el mismo fervor que sienten los mismos feligreses que siempre han ovacionado a su padre en tierras aragonesas y del que ella ha sido testigo este curso durante la veneración a la Virgen del Pilar o la recepción de las distinciones autonómicas y municipales con las que ha sido condecorada. «Recuerda que el compromiso que has asumido conlleva la mayor responsabilidad con España», le recordó Felipe durante la jura de bandera. Fue el primer paso para sucederle en el torno y lo dio en Zaragoza.