Real Zaragoza

La pizarra de Natxo González: Frenazo en seco

El exentrenador del Real Zaragoza admite que le sorprendió "la salida tan especuladora a nivel defensivo" ante el Burgos de un equipo que, sostiene, "no parece estar bien a nivel físico"

Víctor da instrucciones a Valera durante el partido ante el Burgos.

Víctor da instrucciones a Valera durante el partido ante el Burgos. / JAIME GALINDO

Natxo González

Había motivos para pensar -al menos esa sensación tenía yo- que era la tarde perfecta para conseguir una victoria que diera esa permanencia -virtual- tan necesaria. El Real Zaragoza parecía haber encontrado una dinámica positiva después de los dos últimos resultados fuera de casa mostrándose como un equipo más fiable, seguro y con esa pizca de suerte necesaria en momentos puntuales. Además recibía a un equipo que fuera de casa baja mucho su rendimiento y volvía a encontrar el apoyo de una Romareda que nunca falla. Pero el fútbol una vez más no entiende de sensaciones y sí de realidades. Derrota justa, además de preocupante y dolorosa por las formas.

Había cierto debate antes del partido sobre la estructura a utilizar. Mantener la apuesta con los tres centrales y carrileros que tan buen resultado dio en los dos últimos partidos, o volver a la línea de cuatro. Víctor Fernández decidió mantenerla después de lo transmitido por el equipo las últimas semanas. Me pareció una decisión lógica aun jugando como local; está demostrado que un equipo puede llevar la iniciativa y ser dominador del juego aunque juegue con este dibujo. Lo que sí me sorprendió fue la salida tan especuladora del equipo a nivel defensivo -a diferencia de partidos anteriores, en esta ocasión defendió con un 1-5-4-1-. Ante un partido tan crucial jugando como local y un rival con los números que tiene el Burgos como visitante, esperaba a un Real Zaragoza más presionante en campo rival -como lo hizo en Huesca y Leganés-, para intentar robar más cerca de área contraria y no permitir contactar tanto con sus jugadores de talento -Curro y Joni-, que fueron decisivos. Dio la sensación de que el equipo no está bien a nivel físico, circunstancia preocupante por la falta de efectivos y de confianza en varios jugadores.

"Me sorprendió fue la salida tan especuladora del equipo a nivel defensivo. Esperaba a un Real Zaragoza más presionante en campo rival y dio la sensación de que el equipo no está bien a nivel físico, circunstancia preocupante por la falta de efectivos y de confianza en varios jugadores"

En ataque la salida fue con los tres centrales, formando un cuadrado con Moya, Grau en la base y Mesa con Liso ocupando los cuadrados. Abiertos y profundos los dos carrileros -Gámez y Valera- con Azón en punta. La acumulación de jugadores interiores permitió mayor espacio y participación de los exteriores, principalmente de Gámez. El Real Zaragoza remató mucho pero en situaciones no excesivamente ventajosas. Le faltó ritmo, velocidad y desequilibrio; Liso fue el único jugador con capacidad de desborde. El segundo tiempo volvió al triangulo del medio campo -como lo visto en partidos anteriores-, metiendo a Liso más arriba con Azón, consiguiendo ataques más fluidos con mayor participación de Valera. Siguió rematando mucho, pero sin acierto.

Ocasión desaprovechada, frenazo en seco y un calendario por delante muy exigente. Próxima parada, Oviedo. Cuidado.