ZARAGOZEANDO

El Teatro Fleta, la penúltima cicatriz urbana de Zaragoza

El Teatro Fleta se construyó en 1955 y cerró sus puertas hace ahora 25 años tras la proyección de ‘La máscara del Zorro’. Desde entonces han surgido mil y un planes para devolverlo a la vida.

El esqueleto del Teatro Fleta, en la avenida de César Augusto de Zaragoza.

El esqueleto del Teatro Fleta, en la avenida de César Augusto de Zaragoza. / ÁNGEL DE CASTRO

Iván Trigo

Iván Trigo

El Ayuntamiento de Zaragoza está empeñado en coser todas las cicatrices urbanas de la ciudad. Solares y parcelas que llevan lustros en desuso y que desgastan el entramado de la ciudad. Ejemplos en los últimos años son el parque de los antiguos depósitos de Pignatelli, los suelos de Aceralia o el Portillo –estos dos últimos con proyecto pero sin ejecutar–. Pero en pleno corazón de la capital aragonesa sigue existiendo un parche con el que parece que nadie sabe qué hacer. Y eso que ideas no han faltado. Se trata del antiguo Teatro Fleta, en la avenida César Augusto, que es propiedad de la DGA.

En este 2024 se cumplen 25 años de la última vez que este teatro bajó su telón. Se cerró un 14 de enero de 1999 tras la proyección de la película La máscara del zorro. Y desde entonces ha sido una piedra en el zapato de todos los gobiernos. ¿El resultado? Que hoy yazca hundido y abandonado pese a estar considerado como una de las joyas de la arquitectura moderna en Aragón.

El Fleta se construyó entre 1954 y 1955 y es obra del arquitecto José de Yarza y García. En esa misma parcela existía ya un complejo dedicado al ocio y al espectáculo que se llamaba Gran Teatro Iris, una denominación que mantuvo el nuevo edificio hasta que en 1958 se le puso el nombre del gran tenor aragonés Miguel Fleta. La sala tenía capacidad para 1.710 butacas, por lo que se trataba de un auditorio imponente y de gran tamaño. Hoy, si uno se asoma, se observa todavía el palco desde el que algún día el público aplaudió a grandes figuras del espectáculo.

Concurso de ideas

A principios de los 80 se planteó por primera vez el derribo del edificio, pero el plan decayó. En 1986 fue catalogado por el Ayuntamiento de Zaragoza. Ya a finales del milenio, en 1998, el Gobierno de Aragón adquirió el Fleta para convocar en el año 2000 un concurso de ideas para su rehabilitación, que ganó el arquitecto Basilio Tobías Pintre.

Pero las obras se paralizaron en 2003 y, desde entonces, el Teatro Fleta está abandonado pese a su excelente ubicación. Solo queda en pie la fachada.

A lo largo de todo este tiempo, ideas no han faltado para devolverlo a la vida. Se planteó crear allí el Centro Dramático Aragonés y trasladar al inmueble la Filmoteca de Zaragoza –esa que ahora podría terminar en Giesa–. El Fleta también se pensó para albergar la sede de la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión (CARTV). Pero ninguno de estos planes fructificaron. Hoy es un melón que parece que nadie quiere abrir mientras sigue desgastándose. 

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