A fondo | Arturo Sancho Presidente de la Federación de Barrios de Zaragoza

Necesitamos barrios integradores, multifuncionales y multigeneracionales

Debemos pensar menos en lo cuantitativo, de lo que se habló mucho en el debate del estado de la ciudad de Zaragoza, y más en lo cualitativo

Un instante de la intervención de Natalia Chueca en el debate del estado de la ciudad de esta semana.

Un instante de la intervención de Natalia Chueca en el debate del estado de la ciudad de esta semana. / Miguel Ángel Gracia

Arturo Sancho

Escuchando a la alcaldesa en el debate sobre el estado de la ciudad me quedó una sensación parecida a estar dentro de una de esas películas de Wes Anderson donde se mezclan estética, preciosismo y surrealismo a partes iguales. Tanto por el optimismo de la alcaldesa como por la impresión de asistir a algo similar a la presentación del presupuesto para 2025 en el que resaltó las principales inversiones, algo habitual en cualquier presupuesto, ya que el resto es gasto corriente.

En ese sentido, es de agradecer que la alcaldesa anunciara inversiones en muchos de los barrios de Zaragoza. Reformar calles, renovar tuberías o mejorar los servicios son acciones necesarias, pero no hay que olvidar que la realidad de nuestros barrios va mucho más allá de esas necesidades. Distribución del espacio público, mejora de la seguridad vial, impulso del transporte público y la movilidad activa, adaptación de calles y plazas a las olas de calor, fomento de la cultura hecha desde la comunidad, políticas de juventud que conecten su barrio o planes que afronten el problema de la vivienda de forma integral también son cuestiones que necesitan de políticas que las aborden de forma decida.

Y es el tema de la vivienda una de las cuestiones que más están afectando en nuestros barrios. No el de la ocupación de viviendas, que extrañamente si tuvo presencia en el salón de plenos, problema muy menor en Zaragoza a diferencia de las necesidades de rehabilitación de muchas viviendas, sino los más de 15.000 pisos vacíos existentes en la ciudad, la proliferación de viviendas de uso turístico en alguno de nuestros barrios o el aumento del precio de las casas. Problemas que empeoran las condiciones de vida de los barrios.

Nombró la alcaldesa la cifra de 800.000 habitantes en Zaragoza para 2030 y la expansión de la ciudad para dar cabida al obligado crecimiento si se alcanzan esas cifras. Nos asusta un modelo monofuncional, monogeneracional y segregador de nuevos desarrollados sin planificación que supone, por un lado el paulatino abandono de los barrios tradicionales y, por otro, que barrios más recientes vean postergadas sus necesidades de servicios y equipamientos.

Por ello vemos necesario que se incida más en planes de rehabilitación, en abordar el problema del precio de la vivienda, en apostar porque Zaragoza Vivienda intervenga en la compra en los barrios tradicionales para crear un gran parque público o en que si existen nuevos desarrollos sean compatibles con la dignificación de nuestros barrios.

Muchas de estas cuestiones son abordables con lo existente, sólo hay que adaptar un poco el modelo. Y, por qué no, poner la mirada en los planes, integrales o de barrio, que intervienen en el territorio de forma amplia y unitaria. Y también pensar menos en lo cuantitativo, que se escuchó mucho en el salón de plenos, y más en lo cualitativo, que define mucho mejor el pulso de una ciudad.

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