El 4 de septiembre de 1957, Elizabeth Eckford y otros ocho estudiantes negros entre 15 y 16 años intentaron entrar en la escuela de segunda enseñanza de Little Rock donde estaban matriculados, pero un grupo de soldados armados, perteneciente a la Guardia Nacional de Arkansas, se lo impidió por orden del gobernador del estado de Arkansas, Orval Faubus.

Tres semanas más tarde, el viernes 20, una orden perentoria de la justicia federal ordenó al gobernador retirar a sus soldados, pero al lunes siguiente, 1.500 enfurecidos manifestantes blancos se situaron frente a la escuela. La barrera humana fue superada por los estudiantes, que accedieron al centro por una puerta lateral mientras cuatro periodistas negros se colocaban en la puerta principal.

La escuela y sus alrededores fueron escenario durante las siguientes tres horas de golpes, insultos, escupitajos, maldiciones y amenazas, que dieron como resultado la expulsión de los negros y la evacuación en ambulancia de dos jóvenes blancas, en estado semihistérico, por la impresión causada ante la obligación de compartir el salón de clase con estudiantes negros.

Esa noche, el presidente Dwight Eisenhower entró en escena: "Recurriré a todo el poder de los Estados Unidos, incluso a la fuerza que pueda ser necesaria, para impedir la obstrucción a la ley, en el caso de la integración racial en las escuelas", declaró. El gobernador Faubus mantuvo su postura beligerante, lo que provocó que al día siguiente 500 soldados paracaidistas, de la División 101 Aerotransportada, al mando del mayor general Walker, aterrizaran en Little Rock. De inmediato, el general notificó al gobernador los pormenores de su misión, que incluía la disposición de que los 10.800 soldados de la Guardia Nacional del estado se presentaran a sus cuarteles para someterse a las órdenes del presidente.

El miércoles 25 de septiembre, 21 días después de que hubiese empezado el curso, los nueve estudiantes negros acudieron a su escuela cada mañana, escoltados y protegidos por treinta paracaidistas.