La opinión de Sergio Pérez

El visto bueno o la desaprobación a la plantilla de Cordero

El Real Zaragoza ha cerrado el mercado de invierno con el fichaje de un portero (Edgar Badía), un lateral-carrilero (Zedadka) y un centrocampista físico (Guti). Han salido Bermejo y Marcos Luna. No ha llegado un atacante versátil, rápido y con gol, lo que ha ensuciado esta ventana ante los problemas para marcar que sufre el equipo. Aun así, es difícil afirmar que el Real Zaragoza no cuenta con buenos futbolistas. Los tiene. El problema no ha estado ahí, sino en que muchos de ellos han decaído con respecto a lo que hicieron el último año y nadie ha encontrado la fórmula para que recuperen su nivel y mezclen mejor entre ellos. 

Raúl Sanllehí y Juan Carlos Cordero, en la sala de prensa de La Romareda este viernes.

Raúl Sanllehí y Juan Carlos Cordero, en la sala de prensa de La Romareda este viernes. / ANDREEA VORNICU

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Con el desgaste de un mes eterno y muy inquieto grabado en sus rostros (este Real Zaragoza contemporáneo hace años que genera una erosión importante en quienes lo manejan), Raúl Sanllehí y Juan Carlos Cordero se sentaron en la sala de prensa de la vieja Romareda para dar explicaciones sobre el mercado de invierno recién finiquitado. El director deportivo, que fue quien llevó la voz cantante por tratarse de temas eminentemente futbolísticos, dejó dos conclusiones principales: dijo que la plantilla es mejor ahora que hace un mes y mostró un cierto grado de insatisfacción por no haber conseguido firmar un atacante. Lo achacó a la escasa oferta, a su elevado precio y a la durísima competencia de equipos mucho mejor posicionados en la clasificación.

Ciertamente, Cordero tiene razón. Los fichajes de Edgar Badía, Guti y Zedadka menos las salidas de Bermejo y Marcos Luna, cuya participación había sido de muy poca relevancia, mejoran la plantilla en el plano teórico. El equipo ha ganado un portero, que no lo tenía en ausencia de Cristian Álvarez, músculo, kilómetros, físico y energía en el centro del campo y, aparentemente, profundidad por el carril derecho. Pierde poco con el adiós de Bermejo, un jugador que apuntaba alto por talento, que tuvo momentos brillantes en estos cuatro años pero al que siempre le faltó alcanzar el punto de implosión definitivo y regularidad en el rendimiento.

El Real Zaragoza tiene más jugadores y más posibilidades. Otra cosa es que sean las esperadas, cumplan las expectativas generadas antes del inicio de esta ventana invernal y sean suficientes para asaltar las primeras plazas, sobre todo por la sensación de vacío importante que deja la no contratación, al menos por el momento, que el mercado del paro tiene nombres interesantes, de un atacante con velocidad, capacidad de desequilibrio, regate y gol. Algo distinto y más diferencial y sólido de primeras de lo que ya hay.

El propio Cordero reclamó a la plantilla un plus para estos 18 partidos que restan. El grupo que el ejecutivo cartagenero diseñó el pasado verano y que ahora ha retocado no ha alcanzado en ningún momento sus máximos. Tiene más de lo que ha dado. El equipo está cumpliendo muy bien en la retaguardia, incluso purgando momentos sorprendentemente bajos de jugadores hasta hace nada fiables como Jair. Solo ha encajado 22 goles (únicamente tres equipos mejoran esa cifra, Leganés, Oviedo y Sporting) y cuenta con hombres en gran estado de forma, como Francés, Mouriño o Gámez. Edgar Badía está también a un nivel notable y ha arreglado los errores que fueron los fichajes de Poussin y Rebollo.

Los problemas vienen de ahí en adelante, precisamente donde menos se ha actuado en este enero. En máximos, el Real Zaragoza dispone de buenos centrocampistas, con perfiles complementarios: hombres con un gran olfato posicional, listos en la anticipación de la jugada y para el primer pase como Marc Aguado, de ida y vuelta y mucho trabajo como Francho, finos y buenos en el balón parado como Moya y de rol secundario como Grau. Todos livianos, eso sí. Guti añadirá fuerza en esa zona.

De igual modo, en máximos, la plantilla cuenta con una buena nómina de delanteros. En verano, muchos equipos la hubieran firmado. De clase y área o sus cercanías, golpeo fuerte con las dos piernas y la cabeza como Bakis, que no ha marcado y ha estado tres meses fuera por lesión, jabatos y un incordio para el rival como Azón, un recambio veterano y con siete goles en su última temporada en el Oviedo como Enrich, polivalente, molesto y con olfato para llegar como Mollejo y, aunque nada de esto se le haya visto y esté siendo un mal sucedáneo, vertical, con conducción, agilidad y aptitudes para marcar como Vallejo. Más Maikel Mesa, que tiene el don del gol en los genes aunque participa excesivamente poco del juego.

Es difícil afirmar que el Real Zaragoza no cuenta con buenos futbolistas. Los tiene. El problema no ha estado ahí, sino en que muchos de ellos han decaído con respecto a lo que hicieron el último año y ni Fran Escribá ni Julio Velázquez han encontrado la fórmula para recuperarlos y para que mezclen mejor de lo que lo han hecho hasta ahora. Esta situación, que se ha producido sobre todo del centro de campo en adelante (24 goles solo en 24 jornadas y muy poca generación de fútbol y de ocasiones), ha llevado al equipo a la zona media-baja de la tabla y ha producido una lógica frustración en el club y en la masa social.

Velázquez tiene cuatro meses para impulsar el rendimiento colectivo y de un puñado grande de jugadores o lo que nació siendo una buena plantilla con algunas patas cojeando, si no el club no hubiera firmado tres refuerzos y no hubiese intentado un cuarto, acabará quedando en la memoria como un equipo simplemente normalito.