La opinión de Sergio Pérez

El primer momento crítico del tándem Sanllehí-Cordero

Después del bofetón de Elche, la primera reacción del club fue arropar a Fran Escribá. Lo mismo sucedió tras la noche tétrica de Onteniente ante el Atzeneta, un rival de Tercera que sacó los colores al Real Zaragoza. El entrenador ha perdido la batalla de la opinión pública y el Real Zaragoza afronta el momento más trascendente de la temporada.

Raúl Sanllehí y Juan Carlos Cordero estrechan sus manos en la presentación del director deportivo.

Raúl Sanllehí y Juan Carlos Cordero estrechan sus manos en la presentación del director deportivo. / ANDREEA VORNICU

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Este pasado verano, con el mercado ya bien enfilado y el dibujo de la plantilla perfectamente perfilado, Juan Carlos Cordero se convirtió en la principal estrella en las presentaciones de los nuevos jugadores en La Romareda. Cada vez que saltaba al césped para hacerse la foto de rigor con el fichaje de turno, el director deportivo era aclamado por la afición con todo tipo de loas y parabienes. Fue el protagonista del fenómeno fan de este último estío en la ciudad.

En esos momentos, cuando el suflé de la ilusión estaba en máximos, Cordero enseñaba en público una pequeña sonrisa de satisfacción pero mantenía la calma interior en privado. El cartagenero lleva toda una vida ligada al fútbol y más de media dedicada a la gestión deportiva en todo tipo de entornos, clubs y contextos. Es un viejo zorro de la profesión y sabía, como sigue sabiendo, que la felicidad de hoy puede ser la tristeza de mañana y que la realidad del fútbol es perversa y cambiante.

Hoy las tornas han cambiado y donde había elogios no quedan más que reproches. La humillante eliminación del Real Zaragoza de la Copa del Rey a manos del Atzeneta, un rival de Tercera RFEF, ha abierto definitivamente la caja de los truenos y ha terminado de encender al zaragocismo, que ya ha elegido un culpable: Fran Escribá. La actuación de los jugadores que estuvieron sobre el césped de El Clariano en Onteniente fue absolutamente indigna del club al que representan, incluso desprendida. Los que estaban en un segundo plano y tuvieron la oportunidad de reclamar un puesto principal demostraron las razones de sus suplencias. Mención aparte merece Poussin, cuyo error en el segundo gol fue tan amateur como el de El Molinón.

Sin embargo, sobre los jugadores pasará de largo pronto la crítica porque ahora mismo hay una figura que la acapara totalmente. Escribá está en el ojo del huracán y señalado desde todos los frentes. Ha perdido el favor de la opinión pública y, por el momento, solo lo sujeta con vida la propia Sociedad Anónima y sus ejecutivos. Después del bofetón de Elche, la primera reacción del club fue arropar al entrenador. Lo mismo sucedió tras la noche tétrica de Onteniente. Su estabilidad es, sin embargo, realmente frágil.

En vanguardia de la toma de decisiones, aunque hay otros actores claves en este club multipropiedad, Raúl Sanllehí y Juan Carlos Cordero afrontan el primer momento verdaderamente crítico desde que trabajan codo con codo. Tienen en la mano una patata que arde, material de alta sensibilidad ahora mismo. El Real Zaragoza sufrió el martes una afrenta histórica, un paso más en su caída a los infiernos. El equipo se ha parado en seco, emite señales muy negativas, el entrenador busca y no encuentra nada y cada vez hay más jugadores sumándose al carro de la intrascendencia. El club, mientras tanto, afronta la semana más trascendente de la temporada.