La actualidad del Real Zaragoza

El giro total con Cordero

El nuevo director deportivo ha cerrado ya la 'Operación salida' y, salvo sorpresa o despedida inesperada, solo tiene pendiente un fichaje en ataque en la recta final del mercado, que acaba el 1 de septiembre

Hace un año, en el primero de la nueva propiedad, en las dos últimas semanas de mercado se hicieron ocho operaciones y quedaron claros déficits en una plantilla masificada y sin fichas

Juan Carlos Cordero habla por teléfono en el stage del Zaragoza en Pinatar Arena.

Juan Carlos Cordero habla por teléfono en el stage del Zaragoza en Pinatar Arena. / IVÁN J. URQUÍZAR

El tramo final del mercado que acaba el viernes 1 de septiembre se avista tranquilo para el Real Zaragoza. La teoría habla de un último fichaje, un jugador polivalente que pueda jugar en la banda izquierda y llegado el caso de segundo punta, con Bebé (Rayo) y Manu Vallejo (Girona) como claros candidatos a esa plaza en un refuerzo que en principio y salvo sorpresa apunta a llegar en las últimas horas del mercado. No es descartable otro fichaje más, que será obligado si hay una salida inesperada, con las miradas puestas en la improbable de Francés, mientras que la idea de reforzar el lateral diestro con la salida de Fran Gámez y un fichaje ahí (se tanteó a Akapo, por ejemplo) está casi descartada. Juan Carlos Cordero, con nueve fichajes, más el regreso de Marc Aguado, y diez salidas, ha llegado a las últimas dos semanas del mercado con la inmensa mayoría del trabajo hecho, lo que contrasta con lo vivido el curso pasado, el primero con la nueva propiedad, Real Z LLC y Raúl Sanllehí, donde en ese tramo final se hicieron 8 movimientos, quedaron varios pendientes, y el Zaragoza estuvo repleto de una provisionalidad que le lastró después de forma clara.

Ahora, el plan se ha ejecutado con tranquilidad y manejando los tiempos. La Operación salida, salvo algún traspaso inesperado, se completó el sábado con el adiós de Manu Molina tras un acuerdo de desvinculación, al que antes llegaron James Igbekeme, Eugeni, Vigaray o Larra. Puche se marchó con un traspaso a coste cero y la mitad de su pase al Arouca y con Ángel López se decidió no ejecutar la opción de su contrato, mientras que Sabin Merino (Racing Ferrol) Baselga (Sabadell) y Guillem Naranjo (Sabadell) se marcharon cedidos tras renovar hasta 2025 los dos últimos. En esa lista de salidas no cabe contar a Vada puesto que fue el propio jugador el que hizo efectiva la cláusula para desligarse ni, por supuesto, los finales de cesión y contrato.

En los fichajes también Cordero, llegado en enero a la dirección deportiva, ha sabido manejar con maestría las etapas del mercado, empezando por los arribados en propiedad. Maikel Mesa fue el primero y con los primeros pasos de la pretemporada llegaron Lecoeuche, Sinan Bakis, Toni Moya y Sergi Enrich, mientras que Poussin lo hizo a finales de julio. Y en agosto llegaron las esperadas cesiones de Mollejo, más demorada de lo previsto, Valera y Mouriño, a los que se les esperó a sabiendas de que las sinergias con el Atlético facilitaban esas llegadas, cubriendo el cupo marcado por la FIFA de préstamos de un mismo equipo. A la lista, sin contar el retorno de Marc Aguado, le queda un décimo fichaje en la parcela ofensiva. Y llegará con total seguridad, llámese guinda, un término que a Cordero no le gusta en demasía, o refuerzo para elevar el nivel del ataque zaragocista. Un segundo fichaje de última hora, sin mediar una salida antes, parece más complicado, aunque el Zaragoza tiene fichas libres para ello.

Seis fichas libres

Tiene, de hecho, seis con la salida de Manu Molina, puesto que Rebollo, Mollejo y Luna están inscritos con el filial. En total 22 jugadores, a lo que hay que sumar el que llegue para hacer 23, con dos futbolistas por puesto y tres porteros, lo que Escribá quería, ya que el técnico no se explicaba a su llegada en noviembre que tenía que entrenar con 27. Tampoco Cordero entendía que el Zaragoza no se hubiera dejado fichas libres para enero, donde el regreso de James y el fichaje de Alarcón dejaron un nulo espacio, solo abierto con las salidas de Lasure y de Petrovic, esta última para que llegara Bebé.

Mucho trabajo pendiente

Esos errores de planificación del primer año de la nueva propiedad se han subsanado. Y, sobre todo, los deberes en este tramo final son mucho menores. El Zaragoza, con Torrecilla y Sanllehí a los mandos hace un año, llegó a la recta final con las salidas pendientes de Clemente, Buyla, Narváez, Lasure y Petrovic, y solo los tres primeros se marcharon, rescindido Buyla, con un acuerdo de traspaso con Las Palmas a coste cero Clemente y con un traspaso con suspense sobre la bocina de Narváez al Valladollid en el que los premios fijados, hasta medio millón, no se han cumplido, además de que el Zaragoza se quedó un 15% del pase del colombiano, ahora en el escaparate en Pucela.

Hace un año, Clemente, Buyla, Chavarría y Narváez se fueron en los últimos días y llegaron Jairo, Gueye y Fuentes, además del dorsal del primer equipo para Puche

También se marchó, porque así lo llevaba solicitando todo el verano, Pep Chavarría, por tres millones al Rayo y con premios que pueden significar hasta 750.000 más, aunque en su primer año en Vallecas no se han cumplido los parámetros de los mismos en el número de partidos. La salida del lateral catalán propició la apuesta en Gabi Fuentes, cedido por el Junior de Barranquilla colombiano, y uno de los tres refuerzos de última hora que fichó el Zaragoza. Nadie sabe a qué vino Jairo Quinteros vista su poca aportación, pero mucho menos se explica por qué su desembarco llegó sobre la bocina cuando estaba apalabrado desde finales de junio, mientras que la apuesta, cara y fallida, del grupo inversor con Pape Makhter Gueye, cedido por el Oostende, no se cerró hasta los últimos días de la ventana veraniega, en la que Torrecilla no pudo traer al anhelado extremo (en enero llegaría Bebé) y se le dio ficha del primer equipo a Puche el último día del mercado.

La importante revolución llevada a cabo por Cordero, con esos nueve fichajes que en condiciones normales serán 10, es superior a las de los dos años anteriores, a los 6 sin contar a Rebollo, que vino para jugar en el Aragón entonces, del verano pasado, o a los 8 de la 21-22. Los 14 de la 14-15, con Martín González, y esa misma cifra en la 17-18, con Lalo Arantegui, constituyen los veranos más agitados hasta ahora desde el descenso a Segunda.