Entrevista | Javier Garcés Técnico del Real Zaragoza juvenil. Cumple 25 años en el club

"La generación de Ander Herrera es la que más me ha marcado"

El entrenador del División de Honor juvenil del Real Zaragoza repasa sus 25 años en el club aragonés

Javier Garcés, en su visita a EL PERIÓDICO, donde tuvo lugar la entrevista.

Javier Garcés, en su visita a EL PERIÓDICO, donde tuvo lugar la entrevista. / Jaime Galindo.

Jorge Oto

Jorge Oto

25 años en el Real Zaragoza. ¿Qué ve cuando mira atrás?

Podría decirle que esfuerzo, pero la verdad es que me gusta tanto el fútbol que ha sido un tiempo de pura diversión. Desde que empecé a entrenar, a los 14 años en el colegio Santo Domingo de Silos, todo ha sido divertido para mí, si bien también ha habido momentos de tensión y más en un club con la estructura del Real Zaragoza. Pero yo no querría salir nunca de aquí a pesar de momentos duros y de incertidumbre. He sido feliz en el fútbol, tanto en el Silos como en el Stadium Casablanca, donde estuve un año y con el que fui campeón de Aragón, ni por supuesto en el Real Zaragoza. 

¿Con qué se queda?

Con toda esa gente que he tenido la fortuna de conocer. Personas que el fútbol y el Zaragoza han traído a mi vida. Difícil quedarme con una sola porque han sido muchas las que me han ayudado, ya que entré al club con 25 años y sin recorrido en el fútbol. Javier Chirri, Carlos Rojo, Ramón Lozano, Ángel Espinosa…pero también amigos como mi delegado en el Silos Fernando Navamuel, Miguel Ángel Catalán, David Madurga, Roberto Pardos o Narciso Juliá, que me volvió a introducir en el Real Zaragoza apenas cinco meses después de mi salida. Me dejaré a muchas pero esas personas me han ayudado mucho a crecer a nivel personal y profesional. Siempre me he sentido muy respaldado por todo el mundo y eso es lo que más me gratifica. Al igual que mi relación con Emilio Larraz (entrenador del filial). Más que compañeros somos amigos y nuestra relación es perfecta desde que, hace 30 años, coincidimos en el Stadium Casablanca.

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Quédese con uno.

El más especial ha sido Carlos Rojo. He ido de su mano a nivel personal y profesional y siempre estuvo a mi lado. Incluso nos sacamos el título nacional juntos e íbamos a su casa a estudiar. Nuestra vida sigue unida y ha sido el entrenador que más me ha gustado y del que más he copiado.

Estos 25 años en el club se reparten en tres etapas, pero entre la segunda y la tercera apenas pasaron unos meses.

Es así. En la primera etapa estuve 18 años en el club y, tras cinco fuera, Juliá me rescató y estuve otros cuatro (dos en el juvenil y otros dos en el filial), no se me renovó y, a los cinco meses, Lozano me pidió volver. Así que este es el tercer año de mi tercera etapa. Eso sí, la primera salida fue muy dura.

Su momento más amargo, supongo…

Ya había madurado personal y profesionalmente, pero viví el otro lado del fútbol. El tiempo da y quita razones y está claro que el fútbol base funcionó en la etapa de Chirri y que vuelve a hacerlo con Ramón Lozano, al que Juliá rescató para el club, y entre medio hubo ese lapsus en el que salían futbolistas pero no se lograron objetivos ni había competitividad. Me fui con la reflexión de que cualquiera que ejerza un cargo, aunque no conozca el hábitat donde se mueve, puede tomar decisiones. Y eso me decepcionó. De hecho, mi intención era no volver a entrenar nunca más.

¿Qué le hizo cambiar de idea?

La insistencia de Salvador Mateo, presidente del Ejea, para que me hiciera cargo del equipo. Estuve seis meses y luego me llamó la selección aragonesa, algo de lo que me siento muy orgulloso porque, entre otras muchas cosas, me permitió establecer una gran relación personal y profesional con el actual seleccionador absoluto Luis de la Fuente, así como con su segundo, Pablo Amo, y Santi Denia. El fútbol me da muchas alegrías en el campo, pero me quedo con lo que me ha aportado fuera de él: personas extraordinarias.

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¿Y su mejor momento?

Cuando asumo por primera vez el División de Honor juvenil sustituyendo a Ander Garitano, que cogió al primer equipo. Era la quinta de Ander Herrera, un equipo especial dentro y fuera del campo que había sido campeón alevín en Brunete y que podía ganar la Liga. Víctor Laguardia siempre me dice que el fútbol me debe una y creo que yo pude haber hecho más de lo que hice con ese equipo y esa espina la llevo clavada. No sé si el fútbol me debe algo pero aquella generación es la que más me ha marcado. He recurrido varias veces a Ander Herrera para pedirle ayuda en temas sociales y siempre ha respondido. Por ejemplo, tras la muerte de Sergio Pina (entrenador aragonés que falleció hace dos años de ELA) o cuando me envió un vídeo de Messi dedicado a un niño con cáncer. Le tengo un cariño especial por lo bien que se ha portado. Además, siempre quiere estar informado de los chicos que tengo y su evolución. Vale oro.

¿Qué es el Real Zaragoza para Javier Garcés?

Mi casa. Donde voy después de trabajar por la mañana en las dos empresas que tengo hasta que llego a casa por la noche, aunque paso más tiempo en la Ciudad Deportiva y estoy encantado de subir cada día. No cambio esto por ningún otro proyecto con más dinero porque me siento muy identificado con toda la gente que hay ahora. Tengo la sensación de que se me respeta y no creo que me haya llegado a acomodar nunca porque el fútbol es una pasión y el día que pierda eso sería incapaz de hacer el esfuerzo de acudir a entrenar. Me mueve un sentimiento y trato de mejorar y ayudar porque yo siempre he tenido mucha suerte con los que me rodean. Este año, con mi segundo Adrián Ripa, al que tuve como jugador, el preparador físico Gregorio, el analista Alfonso o Germán el delegado, además de los médicos y fisios. Me siento en una familia en la que todo fluye y en la que soy el máximo responsable con el bienestar que te proporciona ver evolucionar a los chicos. Vivo de las emociones que me da el fútbol.

¿Se considera un especialista del fútbol formativo?

Un amigo me dijo hace poco que yo era un profesional del fútbol formativo por la dedicación y experiencia acumuladas. Perro viejo, como me llamó el otro día el delegado del Espanyol. No soy de halagos, pero reconozco que eso me gusta.

¿Le ha fallado mucha gente?

No. A veces he pensado que me fallaba gente pero podía estar equivocado. Soy una persona solidaria pero hay quien no lo es y prefiere mirar solo por él y su trabajo, sin que eso quiera decir que es egoísta. En todo caso, si alguien me ha fallado lo tengo ya olvidado y no le doy importancia alguna. 

¿Cuál es el mayor talento que ha pasado por sus manos?

Quizá Ander por su recorrido, pero hubo otro que me marcó por su talento defensivo y que luego lo ganó todo como profesional. Se trata de Álvaro Arbeloa, que ha marcado a los mejores y acumulado títulos. Muchos han llegado a la élite, pero, por mi forma de ser, el futbolista me tiene que llamar la atención también fuera del campo, ser recto y buena gente. Si no me transmiten eso no valoro tanto lo que hacen en el terreno de juego.

¿Somos conscientes de la trascendencia de la Ciudad Deportiva y su decisiva repercusión en la supervivencia del club?

Tenemos que serlo. Al final, los de casa ayudan a hacer plantilla pero también económicamente, son datos. La cantera ha sido, sin duda, la salvación del Real Zaragoza en tiempos de crisis y cuando tienes la obligación de vender te das cuenta de lo que tenías. Futbolistas de casa ha habido siempre, pero ahora se da un contexto más favorable para ellos al estar en Segunda y con problemas económicos. Yo estoy muy orgulloso de los clubs que colaboran con el Zaragoza y, si logramos un éxito con el juvenil, mucha culpa la tendrán ellos. Nosotros tratamos de elaborar un proceso de formación de la mejor forma posible pero sin los clubs colaboradores no seríamos nada. No somos un Real Madrid o un Barcelona y nos tenemos que nutrir de los jugadores aragoneses y estamos muy agradecidos por ello.

El División de Honor es segundo, a solo tres puntos del Barcelona y ya clasificado para la Copa del Rey. ¿Hay motivos para soñar con ese título que se le resiste?

Me gustaría porque este es un equipo hecho a mi medida. Me gustan los conjuntos sólidos, muy verticales y a través de la presión. También el juego de posesión, algo que teníamos con la generación de Marc Aguado, Clemente o Soro o con la quinta de Ander Herrera. Pero este año tenemos toda esa verticalidad y carácter competitivo que quiero. No sé dónde llegaremos, pero me gustaría ser campeón de Liga en este grupo, aunque ahora estoy muy ilusionado con la Copa, en la que me gustaría llegar lejos porque creo, además, que tenemos equipo para competirla. Tenemos registros para soñar con ese título que tanto me gustaría conquistar.

Pau Sans es el referente y, de hecho, ya ha acudido a entrenar con Escribá. ¿Es carne de primer equipo?

Creo que sí. No me gusta personalizar, pero está en constante crecimiento y sus registros individuales son muy altos: en talento o disputas y, además, tiene un buen carácter para el fútbol o sabe gestionar el triunfo y el fracaso. Ofrece muchas cosas. He tenido muchos delanteros pero no me viene a la cabeza ninguno que pueda superar a Pau en estos 25 años. Me gusta mucho Azón pero no lo he tenido conmigo, así que Pau es el mejor delantero que he entrenado, lo tengo claro. Además, ,me gusta su carácter. No le dará miedo salir a La Romareda ante 20.000 personas o competir contra quien sea. Se atreverá siempre y posee ese punto de agresividad y egoísmo que debe tener un delantero.

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