EL TRIÁNGULO

¿Dónde se esconde la nieve?

Ángela Labordeta

Ángela Labordeta

Mientras la joven esquiadora Martina Terrén sigue cosechando éxitos en su carrera, la nieve brilla por su ausencia en el Pirineo aragonés, cuyos picos y laderas lucen desabrigadas de su habitual y necesario manto blanco invernal, lo que hace prever una pésima temporada. Y eso son muy malas noticias tanto en su parte económica como social y también en la parte que atañe a nuestro futuro como sociedad que tanto y por mucho tiempo ha desatendido las cosas importantes y que tiene que ver con nuestros montes, nuestros ríos o nuestros mares.

Económicamente la falta de nieve hará que Aragón vea reducido en quizá un punto su Producto Interior Bruto, además de la afección directa que tiene sobre empresarios, comerciantes, restauración y trabajadores que viven directa o indirectamente de la nieve y que son muchos en determinados valles de Aragón.

En lo social genera tristeza porque es un síntoma más de que las cosas no van bien y si hablas con las gentes de los valles expresan con desolación la falta de nieve en un invierno extrañamente caluroso. Y para cerrar el círculo de este infortunio está la forma extrema en la que se han comportado las temperaturas en este enero en el que ni siquiera se ha podido generar nieve artificial.

Así las cosas, toca cruzar los dedos y esperar que la nieve llegue para permitir las semanas blancas de los escolares, salvar la Semana Santa y ese par de puentes que quedan antes de que el invierno toque su fin y la nieve sea un recuerdo de postales navideñas de tiempos pasados.

Ver nevar es como descubrir el mar por primera vez, porque cada vez que nieva es como si lo hiciera por vez primera y casi con toda seguridad es una experiencia que genera paz y te hace amar la naturaleza de una forma impulsiva y deleitosa y te centras en los copos que caen cadenciosos y perfectos y piensas que la belleza vestida de blanco es doble belleza. Por eso todo se pone triste y feo cuando esta falta y surge una pregunta que lleva años rondando por las cabezas y los corazones de todos aquellos que viven sujetos y pendiente de la nieve y también en la de los otros, los que viven pendientes de las vidas de todos: «¿Por qué cada año nieva menos?» La respuesta, sea la que sea, y sin querer entrar en controversias con aquellos que niegan el cambio climático, solo tiene una respuesta y se basa en la búsqueda de alternativas económicas porque en lo humano, querida nieve, cada año te echamos un poco más de menos.

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