Artes ante la posverdad

Carlos Gurpegui

Carlos Gurpegui

Con 95 años recién cumplidos, en estos tiempos de fanfarria y redes el siempre lúcido Noam Chomsky apunta que «la gente ya no cree en los hechos». Ante la manipulación, dinamitamos el no ver y poder creer, nos cargamos la confianza pero contamos con el empirismo, que mejoró nuestro mundo. «No admito nada que no crean mis ojos», decía Francis Bacon. Al menos asistimos como testigos gozosos preparados para el asombro. Porque admiración y también agradecimiento brotan y encandilan cuando lo que son más que gestos nos maravillan.

Unamuno y el refranero nos recuerdan eso de «obras son amores, y no buenas razones». Entre otras acepciones, la RAE define «gracia» como la «potestad de otorgar indultos», pero el tema que hoy nos ocupa va por otro lado, el que la determina como proeza, hazaña o mérito. Eso es lo que la sociedad y cultura aragonesas deberían celebrar por los 40 años del Cine Maravillas de Teruel y el 50 aniversario de los Centros de Música Santa María de Zaragoza: el reconocer los numerosos beneficios recibidos como sociedad.

Poco me gustan a mí las autoetiquetas de agitador cultural, pues denotan falta humildad ya que la cultura es quien verdaderamente nos agita. Los proyectos artísticos y educativos siembran muchas más virtudes y valores de los que creemos. Acostumbran a ser silenciosos y se tienen a mano como quien toma un café. Un nuevo número de la revista Cabiria dirigida por Gonzalo Montón, y ya van 17, se presentaba en Teruel a mitad de semana, volumen que recoge el 40 aniversario del Cine Maravillas de la ciudad del Torico. Los milagros existen a puro de generosidad y compromiso como el de su gerente Nacho Navarro, mateniendo el cine en pie, cual nave de «Fitzcarraldo».

En una civilización que suele respirar más malestar que júbilo, también hay quienes velan para que la música sea «la vida emocional de la mayoría de la gente», tal y como decía Leonard Cohen. Gracias a la valentía de las hermanas María Pilar y Ana María Gracia Torné, desde el Estudio de Música JR Santa María Aragón es, desde hace medio siglo, continuo referente máximo en la educación musical, una realidad actualizada con la sabiduría y entrega de Ana Pilar Zaldívar y de todo su equipo. Así que enhorabuena por esta noble responsabilidad de formar músicos, compositores e intérpretes, y de despertar y cultivar en los aficionados el necesario oído y tono que necesita nuestro latir.

Como propósito para el nuevo año, en el juego conjugado de agendas y prioridades incorporemos el cultivo de las artes y el aprendizaje de la cultura como piedra angular en nuestro quehacer ante el vértigo diario. Más cine y más música, y menos móvil. Y más brindis por quienes, ante las emotivas mentiras y creencias alumbradas en la era de la posverdad, mantienen su brújula en ayudar a alfabetizar ciudadanos más curiosos y apasionados por planos de ópera y partituras de cine. Con ellos nos llegará el soplo del pensamiento crítico, el goce creativo y la atención plena, poniendo de manifiesto que otra escucha e ilustración son posibles.

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