Pasapalabra es uno de los programas más queridos por los españoles desde hace muchos años. Prueba de ello no solo es que se mantiene en la parrilla de televisión, sino que no hay más que ver los datos de audiencia para saber que todavía tiene una vida muy larga.

Los ganadores del concurso son gente muy especial. Eruditos, inteligentes, estudiosos. En definitiva, unos genios. Y los duelos que se crean entre ellos hacen saltar chispas. La emoción se instala en el plató de Pasapalabra y los espectadores se pegan a la televisión para seguir los duelos día a día, que muchas veces se resuelven por un mínimo detalle.

Lo vivimos hace apenas unos meses con Rafa Castaño y Orestes Barbero, que protagonizaron una batalla tremenda en la que muchas veces estuvieron de llevarse el bote. Un fallo, una palabra sin contestar... Y sillas azules para evitar salir del programa.

De hecho Rafa, que acabó ganando, ha conquistado el corazón de la audiencia por su cercanía, simpatía y por tener una librería en estos tiempos tan digitales. Pero no todos los vencedores del concurso son tan modélicos como Rafa Castaño.

Esta es su historia

La historia de Miguel Rodríguez da para película, porque él acudió a Pasapalabra con la firme convicción de ganar el bote para saldar sus deudas. Llegó al concurso en 2009 y se presentó como asesor financiero, pero en realidad se había quedado y había perdido el dinero de cientos de personas, incluidos miembros de su familia. Les había prometido un 10% de rentabilidad, una barbaridad.

Miguel Rodríguez, en Pasapalabra en 2009.

Consiguió su primer objetivo, que era ganar el bote, que ascendió a 240.000 euros, pero ni por asomo se acercó a lo que debía. Se estima que no menos de 2 millones de euros. Tras el juicio acabó con dos años y cuatro meses de condena, por lo que tuvo que pasar por la prisión de Teixeiro.

Lograba convencer a sus víctimas con pólizas de seguro y una supuesta transparencia de lo que iba a hacer con el dinero de que estaba, valga la redundancia, totalmente seguro su dinero. Y sonaba muy bien gracias al irreal 10% de rentabilidad anual que le iba a sacar.

Cuando el agujero fue muy grande decidió ir a Pasapalabra para evitar las denuncias, pero al ganar el bote y no obtener el dinero suficiente fue poco a poco siendo denunciado y acabando entre rejas.