First Dates sigue dejando momentos curiosos y divertidos entre los comensales que acuden al programa. Unos lo hacen para encontrar el amor, mientras que otros confiesan acudir únicamente para pasar un buen rato y dejar su sello personal en uno de los programas de moda de la televisión española.

La cita entre Rafa e Irene comenzó con buen pie. El joven llegaba al programa en busca de una chica que le diera conversación y, llegado a un punto, pudiera también robarle el corazón. Irene se describe como una chica con mucho carácter, sincera y directa. Aunque al principio pueda ser algo fría, con el paso de las horas se acaba convirtiendo en cariñosa y tierna.

A pesar de que las primeras impresiones han sido buenas, la cita no ha acabado de una forma tan positiva, ya que Rafa le ha encontrado a Irene la misma pega que al 90% de las chicas que se encuentra cuando sale de fiesta.

Las altas pretensiones de Rafa

Rafa es un joven exigente, al que no le ha convencido ninguna de las chicas con las que ha estado. Y no han sido pocas, entre 50 y 100. Un número al que tardaría poco en unirse Irene. "Es normalita", se confesaba el joven nada más verla al entrar al restaurante.

Rafa e Irene al comenzar su cita en First Dates CUATRO

Sin embargo, proseguirían con la conversación para establecer puntos en común y ver si podían reconducir la cita. Ya en la mesa, Rafa sintió la necesidad de conocer la impresión que había causado en Irene. Esta le explicó que no había sido mala, aunque quiso saber si salía mucho de fiesta porque tenía toda la pinta.

Rafa comentó que solía salir dos veces al mes y que era el único de su grupo de amigos que no tenía novia, ya que era más de rollitos. A lo que Irene le contestó diciéndole que no se estaba vendiendo de la mejor manera. "Baja, campeón", le dijo tras escuchar algunas de sus anécdotas.

Pese a ello, a Irene comenzó a gustarle con el paso de los minutos, hasta que terminaron bailando y acercándose para besarle. Pero Rafa, que también había ido mostrando interés, acabó cerrando la puerta a una segunda cita porque no era alta ni de su rollo.