El ocio nocturno trae de cabeza a los vecinos que tienen los bares bajo sus ventanas. En Zaragoza, varias asociaciones están creando una plataforma para tratar de trabajar -y forzar- con el ayuntamiento para diseñar medidas que minimicen las molestias que ocasiona vivir en una calle con bares de fiesta.

Las zonas más problemáticas son el rollo y el Casco Histórico, donde se concentran los bares nocturnos que suelen reunir a decenas de personas deseosas de fiesta en sus puertas, especialmente en verano, cuando el tiempo anima a estar en la calle.

Promovida por Stop Ruido, las asociaciones vecinales de La Huerva o Unión Vecinal Cesaraugusta ya han mostrado su interés en formar parte de esta nueva plataforma. Desde esta entidad, su portavoz, Antonio Pérez, explicó que no están en contra del ocio nocturno, sino de «la falta de civismo que los engloba» y de la actitud de muchos que deciden trasladar la fiesta a las calles «sin tener en cuenta el ruido, la suciedad y las molestias que ocasionan a los vecinos que queremos descansar», explicó.

El propósito de esta plataforma pasa por «unir fuerzas» y exponer la problemática que se viven en diferentes los barrios de la ciudad que comparten el mismo denominador: la fiesta nocturna.

Aunque todavía tienen que perfilar sus objetivos, uno de ellos pasaría por negociar con el ayuntamiento un cambio en el horario de apertura y cierre de los bares de noche. «Hay que adelantar la hora de fiesta para minimizar las molestias», comentó Pérez, consciente de que se trata de una medida complicada de implementar.

Las campañas de sensibilización se presentan como esenciales y la medida más factible, ya que cambiar los hábitos sociales, admitió Pérez, es un trabajo lento. Según el portavoz de Stop Ruido, la presencia policial y el endurecimiento de las sanciones o «su aplicación», serviría como medida disuasoria para aquellos jóvenes que «creen que salir de fiesta es orinar en la calle y portables o estropear el mobiliario público». Desde esta nueva plataforma, todavía en pleno proceso de creación, descartan la posibilidad de trasladar a una zona más apartada del ocio. «Sería cambiar de lugar el problema», apuntó.