La crisis del coronavirus ha acelerado «la entrada de la educación en el siglo XXI» y se puede conseguir «que una crisis sea una oportunidad». Así lo consideran algunos expertos consultados por EL PERIÓDICO, que analizan cuáles son los beneficios o las oportunidades que afronta la enseñanza en la era postcovid-19, y los contras que tiene esta nueva realidad de distanciamiento social y estrictas medidas higiénicas. Coinciden todos en que solo se puede inaugurar esta nueva etapa «con soluciones imaginativas» y reforzando las competencias digitales «tanto del profesorado como del alumnado».

Juan Antonio Planas, presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía, afirma que «va a haber un antes y un después» en la educación tras esta pandemia. Y ello tendrá aspectos positivos y negativos. Por su parte, Carlos Alejaldre, psicopedagogo de la Unidad de Atención al Desarrollo, considera que este camino hacia la «nueva educación» se debe recorrer con «consenso». «Tenemos la suerte de tener unos meses por delante para establecer protocolos y organizar estrategias para definir esta nueva realidad. Mi gran miedo es que las medidas se dejen a la decisión de cada centro», manifestó Alejaldre.

Ambos expertos coinciden en que el próximo curso habrá, necesariamente, una combinación de la actividad presencial y online, lo que requerirá no solo el refuerzo del profesorado sino la utilización de nuevos espacios y nuevos horarios lectivos. «Hay que ser imaginativos: habrá que aprovechar infraestructuras que están infrautilizadas, como todos los espacios de los propios centros escolares pero también, incluso, de centros cívicos o centros deportivos», expresó Planas.

POR TURNOS

También, se considera que los nuevos tiempos escolares de 9 a 13 horas «se han terminado». «Seguramente las clases presenciales tendrán que hacerse por turnos, en distintos horarios, e incluso con clases vespertinas. Tampoco todos los alumnos saldrán al recreo en el mismo momento», consideró. En este sentido, Alejaldre recordó que «los coles son clave en conseguir que no haya rebrotes». En el caso del profesorado, tanto Planas como Alejaldre consideran que esta nueva realidad debería suponer un incremento del número de maestros. «Si se desdoblan clases en el mismo centro, harán falta profesores de refuerzo; y si se desdoblan clases en aulas fuera del centro, todavía con más razón», manifestó Alejaldre.

Para Planas, se debe disponer de «todos los recursos al alcance». Es decir, en este próximo curso de transición hacia la llamada nueva normalidad después del coronavirus, se debería poder contar en su opinión «con los estudiantes de último curso de Magisterio, voluntarios o profesores en prácticas».

En cualquier caso, ambos coinciden también en que todos estos profesores deberán reforzar sus competencias digitales. «Hay que dotar de formación en TIC al profesorado actual, pero también incorporar esa formación a los actuales estudiantes de 3º y 4º de Magisterio», incidió Planas. También, en este camino hacia la digitalización «no se debe dejar a nadie atrás», por lo que insisten en que tendrán que ponerse recursos para que cada alumno pueda acceder a todos los contenidos en igualdad de condiciones.

Alejaldre y Planas subrayan que esta nueva etapa traerá también un cambio fundamental: «el alumno tiene que ser el centro del proceso, por delante de las materias y los contenidos». De este modo, Alejaldre señaló que aunque el principal inconveniente de esta nueva educación a distancia y online es que alumnos y profesores no podrán verse tanto, se debe tener en cuenta el ámbito emocional de cada alumno. «Vivimos en una situación de pandemia y no podemos exigir lo mismo que antes», indicó. En su lugar, aboga por el aprendizaje «a través de proyectos y competencias» y primando la evaluación continua frente a los exámenes finales.

LA BRECHA DIGITAL EN EL ÁMBITO RURAL

Los cerca de 8.500 alumnos de Educación Infantil y Primaria escolarizados en los centros rurales agrupados de Aragón, según datos del Ministerio de Educación recogidos por Eurona, se sitúan en el foco de la brecha digital en el Día Mundial de Internet, que se celebró este domingo.

Aragón es la cuarta comunidad autónoma con más alumnos en la España despoblada, por detrás de Castilla y León (más de 15.000), Andalucía (11.000) y Cataluña (10.400). En un momento en el que internet se ha convertido en un bien de primera necesidad para garantizar la educación a distancia o el teletrabajo, los alumnos de las zonas rurales tienen que convivir a menudo con la falta de infraestructuras de telecomunicaciones. De hecho, más de 15.700 personas en Aragón no pueden acceder a una conexión a internet de calidad, sobre todo en zonas rurales, despobladas o de difícil orografía, de ahí que los alumnos de estas zonas encuentren serias dificultades para continuar con su formación online.

Precisamente, el estado de alarma ha acelerado la implantación de la tecnología satélite en las zonas rurales en las últimas semanas como solución viable e inmediata para garantizar el teletrabajo, la educación, las consultas a distancia o el entretenimiento.

El tráfico de internet se ha triplicado en los hogares conectados de estas zonas siendo el correo electrónico, las plataformas de reunión, las redes sociales y las plataformas de entretenimiento los servicios más utilizados. De hecho, las aplicaciones de videoconferencia como Skype o Zoom y los servicios de correo electrónico han multiplicado por diez su ancho de banda, mientras que Whatsapp, por su parte, ha sido la principal vía de conexión de los habitantes de las zonas rurales, pues se ha multiplicado por siete su utilización.