España se cuenta desde ayer entre los escasos "socios privilegiados" de China, estatus del que sólo gozaban hasta ahora el Reino Unido, Canadá, Alemania y Francia. El jefe del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente chino, Hu Jintao, en viaje de Estado a España, sellaron ayer 10 convenios que elevan a categoría estratégica la relación bilateral y propiciaron la firma de acuerdos empresariales orientados a ampliar la presencia de capital español en la potencia asiática.

Desde el Ejecutivo de Felipe González, reforzar las relaciones políticas y comerciales con el régimen chino --las diplomáticas se establecieron en 1973-- ha sido una prioridad para el Gobierno español. Tras los significativos aunque tímidos avances registrados hasta mediados de los 90, hace cinco años José María Aznar aprovechó un viaje oficial a China para lanzar el bautizado como plan Asia, tan repleto de buenos propósitos como parco en medios económicos, según denunciaron los embajadores españoles ante el propio presidente. Ahora, cuando la inexpugnable economía china entreabre la puerta de sus mercados, España da un paso al frente para tomar ventaja a sus competidores.

VENTA DE NARANJAS A CHINA La batería de convenios que ayer firmaron Zapatero y Hu abarcan los terrenos "comercial, cultural y humano", tal como resaltó el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda. En el capítulo comercial destaca la firma de un acuerdo fitosanitario que permitirá la venta de cítricos españoles --sobretodo naranjas-- a China. Una línea de negocio que, según las estimaciones, reportará beneficios a las empresas exportadoras por valor de 660 millones de euros en los próximos diez años.

Al margen de los convenios bilaterales suscritos entre Madrid y Pekín, ambos mandatarios presidieron también la firma de cinco acuerdos económicos de Telefónica, Indra y Gamesa con varias empresas locales para ampliar su presencia en el país asiático. Alianzas empresariales cuyo volumen de negocio ascenderá a unos 900 millones en una década, según los cálculos de Moraleda.

El secretario de Estado informó de que esta asociación estratégica integral incluye un tratado bilateral de extradición, con la reserva de que España no entregará a prófugos perseguidos por delitos que la legislación china castigue con la pena de muerte; la apertura del Instituto Cervantes en Pekín y del Centro Cultural chino en territorio español; un programa de interacción cultural en el 2007; intercambios entre estudiantes, profesores e investigadores; y el reconocimiento mutuo de títulos académicos, entre otras medidas.

El objetivo de estos convenios, en palabras de Moraleda, es "reforzar las relaciones de mutua confianza" entre ambos países, "incrementar su conocimiento", "estrechar la cooperación en beneficio de sus pueblos" y "contribuir a la paz y al desarrollo internacional". Por ello, España y China pactaron trabajar juntos por el desarrollo de la Alianza de Civilizaciones ideada por Zapatero y de los Objetivos del Milenio de la ONU.

Ante una delegación del Congreso y el Senado, el presidente chino expresó su deseo de "elevar hasta nuevos niveles" la cooperación con España. Hu agradeció a España su tradicional apoyo a la integridad china frente a las ambiciones independentistas de Taiwan. Al acto institucional no asistieron los portavoces del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ni del Partido Popular, Eduardo Zaplana, algo que irritó profundamente al presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín.