POLÉMICA SUPRESIÓN

¿Qué es (era) el cancelado Periferias?

El festival oscense tenía un impacto cultural incalculable en tiempos de uniformidad

Niño de Elche en la última edición de Periferias.

Niño de Elche en la última edición de Periferias. / PERIFERIAS

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

Periferias era un festival en el que casi todo podía suceder. Una cita que, en 23 años, había reunido a gente tan dispar como Niño de Elche, Chiquito de la Calzada, Fernando Sánchez Dragó, Mala Rodríguez, Violadores del Verso, Antonio Escohotado, Pau Riba, Fernando Márquez, Alaska, Fernando Savater, Enrique Morente, Paco Ibáñez, Leo Bassi, Sugarhill Gang y Tony Allen. Es decir, lo que es llevar un festival multidisciplinar temático a todos sus niveles. Cada edición se dedicaba a un tema (la última edición, la de la despedida estuvo dedicada a la cultura gitana, a lo gipsy) y, a partir de ahí, se desarrollaba y se reflexionaba sobre ella a través de la cultura.

Cuando surgió de la mano de Luis Lles y Juanjo Javierre, ideólogos del mismo, enseguida llamó la atención por apostar por algo diferente. No se puede decir que fuera un festival de masas pero sí pronto encontró su nicho desde una ciudad pequeña, Huesca, que consiguió en poco tiempo hacerse con un hueco en la cultura nacional. Prueba de ello es que medios de todo el país venían a hablar de la cita. Y es que más allá del impacto económico (no hay que olvidar que en el festival trabajaba gente, había que alojar a los participantes, darles de comer....) lo que Periferias consiguió en tener un impacto cultural estratosférico. Eso en un mundo en el que sorprender cada vez es más complicado.

Un festival venido a menos económicamente

En la última edición, el Ayuntamiento de Huesca aportaba 60.000 euros para su celebración y el resto (hasta poco más de 100.000 euros) llegaba de otras aportaciones como el Gobierno de Aragón (que no se ha manifestado sobre la cancelación) y el propio Ministerio de Cultura. No hay que obviar tampoco que a nivel presupuestario era un festival venido a menos (llegó a contar con casi 300.000 euros) pero que, aún así, merced sobre todo al trabajo bien hecho y a su larga trayectoria seguía contando con un gran prestigio. Y con un detalle que no hay que obviar, era un festival público, una apuesta diferente desde las instituciones que permitía mucho más margen de maniobra más allá de acudir a las manoseadas propuestas comerciales.

El anuncio de su supresión por el pacto entre PP y Vox en los presupuestos ha provocado una airada respuesta en el sector cultural (y no solo en él) por lo que supone que desaparezca un festival con esencia y en una ciudad como Huesca. Las reacciones en las redes sociales se suceden desde que se anunció la noticia que, bien es cierto, habrá que calibrar en qué medida le ha afectado a la propia población oscense. La realidad es que en campaña Vox apuntó a la supresión del festival y todos los partidos, incluido el PP, se lanzaron a defender con ahínco la cita. Menos de un año después, el PP ha pactado con Vox su desaparición a cambio de crear un nuevo festival que no, sea lo que sea, lo que está claro es que no será Periferias.

Esta misma semana se han propuesto Ayerbe y Almudévar (ambos gobernados por el PSOE) para continuar con el festival. No parecen movimientos con mucho futuro dado que el registro de la marca lo tiene el propio Ayuntamiento de Huesca, pero lo que está claro, es que Periferias va a seguir dando aún mucho que hablar.