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Paco Ortega (estrena dos obras en Zaragoza): "Mi aprendizaje ha sido mi propia enseñanza a los demás"

El actor, director y dramaturgo presenta en la Estación ‘La Abdicación’ y ‘La última cinta de Krapp’ en el Mercado

El actor, director y dramaturgo Francisco Ortega interpretando al rey en ‘La Abdicación’ | EL PERIÓDICO

El actor, director y dramaturgo Francisco Ortega interpretando al rey en ‘La Abdicación’ | EL PERIÓDICO / EL PERIÓDICO

El Periódico de Aragón

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Con poco tiempo de margen coinciden en Zaragoza dos espectáculos en los que Francisco Ortega, interviene como actor principal. A partir de hoy y hasta el domingo en el Teatro de la Estación estará en cartel La Abdicación, de Albert de la Torre y dirigida por Ramón Simón. Y desde el 14 hasta el 17 de este mismo mes en el Teatro del Mercado estará con La última cinta de Krapp, de Samuel Becket y dirección de Jordi Coca. A lo largo de su vida también ha trabajado como director y dramaturgo. "Mientras enseñaba, aprendía, mi aprendizaje ha sido mi propia enseñanza a los demás", confiesa Ortega. "Estoy haciendo el recorrido a la inversa, la gente empieza siendo actor y termina como profesor, pero en mi caso ha sido al revés", cuenta entre risas.

Son dos obras "muy diferentes". En el caso de la primera obra, es un texto normal de una hora y media de duración, sin embargo en la segunda, de la duración total (1 hora y 15 minutos) Paco Ortega interviene hablando únicamente 15 minutos. "En una me puedo expresar oralmente, gritar, mientras que la otra es un trabajo más de cuerpo, de atención en la escucha", cuenta el actor. "Me he dejado llevar y el resultado es muy distinto pero muy bueno en los dos casos", confiesa.

El argumento de La Abdicación gira en torno a la historia de un rey que está "harto de serlo", su metáfora está basada lejanamente en El Principito. "Es una persona bondadosa que nació en medio del desierto y no sabe porque ha terminado siendo rey, incluso considera que hay una discriminación porque mientras los niños jugaban el tenía que estar estudiando. Él no está a gusto con su cargo, y además , nadie lo entiende", cuenta Paco Ortega.

La última cinta de Krapp es una reflexión sobre lo que es la felicidad. "El protagonista es feliz escuchándose una vez al año hablar a él mismo cuando tenía 30 años menos, cuando para cualquier persona esa vida nos parecería una condena, para él es el máximo momento de su felicidad", explica Ortega.

A diferencia de La Abdicación, que pretende transmitir un mensaje, La última cinta de Krapp, "es un diagnóstico, una radiografía interna". "Que sea una obra más introspectiva, no significa que sea aburrida, al revés, al público se le hace muy corta", indica Ortega. Una obra de teatro, "en pequeña medida, mejora un poco al público", manifiesta. En el caso de La Abdicación, "es una lección para ser ciudadano, para compartir valores comunes y evitar el egoísmo social".

Paco Ortega no cree en el concepto de identificación con el personaje, "el actor soy yo, un señor que vive una vida normal y tiene que jugar a que los demás se crean que es otra persona en el escenario". En el caso de estas dos obras, "no me identifico ni personal ni filosóficamente, pero al interpretarlos yo, alguna relación se establece de forma inevitable", confiesa Ortega.

Durante 35 años fue profesor de interpretación de la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza y cuenta que siempre ha dicho a sus alumnos que "si una persona necesita una hora para aprenderse un folio y emplea 40 minutos, nunca se lo va a aprender". Una parte del aprendizaje del texto es la asociación a los movimientos, el actor indica que "en ese momento la memoria cambia". "Te acuerdas que en el momento en el que estás haciendo un gesto concreto tienes que decir una frase, es una especie de memoria de la situación, el lugar, el espacio…", explica. A pesar de esto, Ortega cree que memorizar un papel es "el menor problema de un actor".

Sí que es cierto que la creación de un personaje requiere un oficio, un análisis, otro tipo de esfuerzo que no es la memorización, Paco piensa que esto "ya no lo puede hacer cualquiera". En este proceso no solamente interviene el propio actor, si no que el trabajo del director es "decisivo". Dos directores diferentes pueden montar la misma obra y harán dos espectáculos distintos. "Las pautas iniciales de cómo debes hacer un personaje las marca el director –señala Ortega– y a partir de ahí se va construyendo algo parecido a lo que se había marcado".

En marzo del próximo año estrenará en Zaragoza junto a Rafael Campos una obra titulada París. En la que ambos serán los actores.