Hairspray fue el irónico canto del cisne de Divine. John Waters siempre había hecho que su musa interpretase a mujeres. Todo el mundo sabía que Divine era una drag queen, pero en ese travestismo de andar por casa radicaba gran parte de la gracia. Divine fue también un pionero de la música disco. Un artista excesivo que había saltado a la fama por comer excrementos de perro en Pink Flamingos en 1977. Él (o ella, siempre fue tratada en femenino) reconoció que le dio mucho asco. Pero entró en el olimpo. ¿Quién dijo que la inmortalidad sabe bien?