SUCESOS EN ARAGÓN

Juicio por asesinato en Zaragoza: Keita se declara inocente y defiende que a Alie lo asesinó su "mejor amigo"

El acusado se desliga de la autoría del crimen y de todas las pruebas que pesan contra él

El amigo declara que le encontró bajando por las escaleras con un cuchillo en la mano

El asesino de Delicias, condenado por las amenazas previas al crimen

Bobo Keita, este lunes, en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza.

Bobo Keita, este lunes, en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza. / ÁNGEL DE CASTRO

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza inició este lunes el juicio con jurado popular contra Bobo Keita (Gambia, 1980) como presunto autor del asesinato de su excuñado el 22 de julio de 2022 en el zaragozano barrio de Delicias. Keita se declaró inocente ante los nueve miembros del pueblo elegidos para impartir Justicia, señaló al mejor amigo de la víctima como el responsable de su muerte e incluso defendió que fue él quien medió en la disputa, les separó e intervino el arma homicida en las escaleras del número 29 de la calle Don Pedro de Luna. «Cuando yo llegué a la puerta de Alie (el finado), escuché ruido y vi charcos de sangre», declaró.

Tampoco tuvo ningún tipo de reparo en asegurar ante el tribunal del jurado, presidido por la magistrada María Soledad Alejandre, que nunca había discutido con su expareja y hermana de la víctima. «Yo no tengo problemas con ella. Nunca le he pegado y nunca le he insultado», afirmó este gambiano de 42 años a pesar de que esta mujer manifestó ayer que tuvo que cambiar de domicilio «muchas» veces para evitar que él supiera de su paradero. Tanto es así que su hermano, Alie, trataba de protegerla hasta tal punto de que Keita llegó a amenzarle de muerte e incluso fue condenado por ello en una sentencia fechada el mismo día en que perpetró el crimen.

Una versión totalmente diferente de los hechos ofreció el amigo de la víctima –«somos de la misma cuadrilla, andamos juntos todos los fines de semana y es mi mejor amigo», dijo este–, quien recordó que aquella noche había quedado con la víctima para que le entregara 40 euros para comprar carne al día siguiente. «Esperé un rato en la puerta. Me fui a acercar a llamar al timbre y me lo encontré a él (al acusado) bajando las escaleras», añadió el amigo al mismo tiempo que concretaba que Keita esgrimía un cuchillo del que caían «gotas de sangre». «Ni me miró. Escuché un quejido fuerte. Yo me asusté y me puse muy nervioso», aseguró. Decidió seguirle para darle alcance, pero le perdió la vista a los pocos metros.

Una situación de la que fue testigo un matrimonio que paseaba por la calle junto a su hija. «Yo cruzaba con mi familia por ahí. Íbamos hablando y pasó alguien corriendo. Nos cambiamos de acera y es cuando salió alguien por la ventana a gritar: ‘¡lo mató!’, ‘¡lo mató!’», señaló el progenitor. «A mí me llamó la atención que había una señora en la ventana gritando que tenía sangre en el portal», completó su esposa. La siguiente parada de Bobo Keita fueron los baños de un bar ubicado en la calles aledañas, donde se lavó las manos para no dejar rastro de sangre. «Entró y fue al baño directamente. Se me olvidó que estaba allí abajo y fue cuando subió que me acordé de él. Me llamó la atención que no quiso tomar nada», indicó uno de los camareros.

La vista continúa este martes con la toma de declaración a los agentes del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, quienes detuvieron a Keita en Almería cuando tenía todo listo para regresar a su país de origen. Pese a todos los indicios y certezas que manejan los efectivos del Cuerpo Nacional de Policía contra su persona, ayer Keita les desdijo punto por punto. Primero trató de justificar su estancia en Almería –«quería estar allí con mi amigo, él estaba de viaje y me dijo que cogiera hotel y yo quería estar esperando allí a que mi amigo volviera», dijo– y luego, se desvinculó del robo de un documento de identidad en la localidad leridana de Alcarrás con el que poder completar su fuga.

El culmen de su intervención llegó al apuntar al mejor amigo de Alie como su asesino y a su propia presencia en el inmueble por mera casualidad para visitar a sus hijos. «Yo no sé quién es porque nunca lo he visto. Cuando yo llegué a la puerta de Ali, escuché ruido. La puerta estaba abierta y yo escuché ruidos y gritos de Alie llamando a Fofana. Yo le quité el cuchillo y casi me vuelvo loco, estaba bloqueado y flipado. Lo único que pude hacer fue llamar a mi madre y me dijo que saliera de ahí porque me iban a acusar», finalizó.