SUCESOS EN ARAGÓN

Tío y sobrina, condenados a casi 13 años de cárcel por contratar a un sicario para matar a un joven en Caspe

Los tres condenados, de izquierda a derecha: Antonio Gordillo Grimal, Sara Giménez Clavería y José Giménez Clavería.

Los tres condenados, de izquierda a derecha: Antonio Gordillo Grimal, Sara Giménez Clavería y José Giménez Clavería. / JAIME GALINDO

No tenía dudas el ministerio fiscal de la "vendetta" del clan Giménez -tío y sobrina- hacia Kamal en Caspe tras la marcha del hermano de este último a Alemania, de modo que contrataron a un sicario para que rociara a este joven con ácido; un despecho por haber consentido que su hermano dejara plantado a Sara, ya que ambos había mantenido una relación sentimental anteriormente. Ahora la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza ha dictado sentencia contra Sara Giménez Clavería, José Giménez Clavería, alias El Recortao, y Antonio Gordillo Grimal y les ha condenado a doce años de cárcel por un delito de asesinato en grado de tentativa. Además, tío y sobrina también han sido condenados a nueve meses de prisión por un delito de amenazas condicionales. En paralelo, los tres magistrados han absuelto a los dos chófers, Iván Maza Fontoba y Raúl Cortés, y a la cuidadora de la familia Giménez, Teresa Parra López, de los delitos de amenazas condicionales, lesiones y encubrimiento que se les imputaba respectivamente. También han considerado que ninguno de los seis acusados formaba parte de un grupo criminal.

A partir de las pruebas practicadas, el tribunal considera probado que Sara y José Giménez Clavería, defendidos por José Luis Melguizo y Mariano Bonías -podrán recurrir la sentencia-, decidieron buscar a alguien para causarle daño al hermano de Kamal o su familia, contactando con varias personas a las que ofrecieron dinero y drogas a cambio de que vertieran ácido, que ellos les proporcionarían. La intención era la de causar el mayor daño posible, aunque esto último conllevara la muerte como consecuencia de la acción del ácido: para ello debían verter el líquido sobre la cabeza de la víctima. Aunque el sicario Gordillo Grimal guardó silencio a lo largo del juicio, un testigo protegido declaró que Sara le había ofrecido por ese mismo ataque «500 euros en efectivo y otros 500 en coca».

Los hechos enjuiciados se remontan al 3 de mayo de 2019, cuando el sicario acudió a las inmediaciones del instituto, llevando consigo una botella de plástico con el líquido corrosivo que le habían facilitado los Giménez. Kamal salió del instituto Mar de Aragón de Caspe sobre las 14.30 horas y fue durante una parte del recorrido hacia casa con un compañero hasta dejar a este en casa de su abuela. Kamal siguió su camino hasta casa por una calle estrecha, no recta y sin tránsito de vehículos por tener un tramo de escaleras y rampa. Al inicio de la calle, Kamal se encontró con un amigo y se paró a hablar con él.

Aitor Gordillo Grimal siguió a Kamal desde que salió el instituto. Ataviado con una braga que le tapaba el rostro hasta la nariz y con una capucha, superó a Kamal y su amigo, subió las escaleras de la calle Garía y se ocultó en un recodo. Cuando Kamal dejó al otro amigo y subía las escaleras hacia su casa, de manera sorpresiva salió Aitor de su escondite y arrojó el contenido de la botella que le habían facilitado sobre la cabeza de Kamal, sin que este pudiera hacer nada para evitar la acción del otro salvo levantar las manos como acto reflejo.

Al levantar las manos, una parte del líquido corrosivo cayó sobre Aitor Gordillo, que arrojó al suelo la botella y huyó del lugar. Kamal resultó gravemente lesionado, empezando a gritar y correr hacia su portal. De acuerdo al informe elaborado por el hospital Miguel Servet de Zaragoza "existió un peligro real de riesgo por su vida debido al área especialmente afectada (la cara) y por el requerimiento de respiración asistida en UCI".

En este sentido, ha quedado acreditado que existió alevosía, ya que se emplearon medios, modos o formas que tendieron directa o especialmente a asegura dicha ejecución, sin el riesgo que para su persona pudiera proceder de la defensa por parte del ofendido

El abogado del sicario, Héctor Cinca, aseguró durante la primera sesión del juicio que recurriría la sentencia, ya que su representado se negó a que fuera él quien le defendiera. De hecho, esa primera sesión se llegó a suspender al renunciar Gordillo Grimal a su defensa, pero el tribunal reanudó la vista al día siguiente con la defensa de este mismo letrado para no "dilatar" más el proceso, alegando jurisprudencia del Tribunal Supremo.