SUCESOS DE ARAGÓN

El sicario que roció con ácido a otro por una venganza en Caspe suspende su juicio

Asegura que ha perdido confianza en su abogado y que quiere otro | Él y el resto de la banda afrontan 53 años de prisión

El sicario, en medio del banquillo junto al resto de acusados, de blanco.

El sicario, en medio del banquillo junto al resto de acusados, de blanco. / Andreea Vornicu

Aitor G. G., el hombre que supuestamente fue contratado por un clan de Caspe para rociar con ácido a un joven por una venganza amorosa ha conseguido suspender su juicio. El acusado y el resto de la banda se habían sentado en el banquillo cuando, de repente y a última hora, aseguró "no querer" a su letrado del turno de oficio, alegando que "sólo lo había visto una vez" y que ya tenía otro. El quinto desde que el junio de 2019 fuera detenido por la Guardia Civil.

Los magistrados de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza se levantaron para discutir qué hacían, sobrevolando un antecedente similar muy mediático: el juicio del caso La Muela que tuvo que repetirse porque la exalcaldesa Mariví Pinilla renunció a su abogado por falta de confianza y pese a ello el tribunal de aquel momento dijo que el juicio se celebraba si o sí. No obstante, los magistrados le advirtieron que su nuevo letrado, Alejandro Sarasa, será llamado en la mayor brevedad posible para celebrar el juicio porque "vemos en su actitud la voluntad de dilatar el procedimiento" pues en junio quedaría en libertad tras cumplirse cuatro años de prisión provisional.

Un retraso que vuelve a sufrir Kamal, a quien la vida le cambió cuando tenía 17 años. Salió como todos los días del instituto de Caspe de camino a casa, aunque tenía una nueva ilusión: la de ser guardia civil. Se acababa de apuntar a un gimnasio para prepararse las pruebas físicas. Era el 3 de mayo de 2019 y desde ese día en su casa ya no hay espejo en el que mirarse.

Por venganza contra su hermano, le rociaron la cara con ácido sulfúrico. Los responsables de ese vil ataque se enfrentan a 53 años de prisión como supuestos autores de un delito de asesinato en grado de tentativa, de lesiones, amenazas, de pertenencia a grupo criminal y de ir en contra de la administración de justicia. Eso sí, cada uno de ellos jugó un papel diferente en esta trama que fue investigada por la Guardia Civil y que conmocionó a todo el municipio que salió a la calle a pedir Justicia.

En la pesquisas en las que se basa la acusación destaca Aitor G. G., de 40 años, por ser el sicario o persona que fue contratada para llevar a cabo la agresión. Pero todo comenzó en enero de ese 2019.

El hermano de la víctima se casó con una de las supuestas ideólogas de la agresión, si bien se marchó de Caspe a trabajar fuera sin comunicar su paradero por «miedo», ya que, previamente, y tras un viaje familiar a Marruecos, Sara G. C, le exigió en varias ocasiones que volviera cuanto antes. En su regreso, se encontró la puerta de la casa familiar quemada. Rápidamente pensaron todos que venía de su familia putativa. De hecho, el tío de esta joven, también encausado, José G. C., alias El Recortado, le había dicho: «No dejes a mi sobrina, que sino habrá alguna consecuencia».

No consiguieron que el hermano de Kamal regresara de Alemania. Un hecho que llevó a Sara G. C y a El Recortado a organizar un viaje en coche con otro enjuiciado, Iván M. M. para ir a buscarle. Fue, al parecer, a cambio de proporcionarle tabaco, drogas y algo de dinero. Allí tampoco le encontraron, pero a sus familiares en el país germano les afirmaron: «Si Yahya no aparecía en España, haremos algo a algún familiar. Yo me lavaré las manos, tengo a mi gente, por lo que mientras cumplo las amenazas estaré en un local tomando café donde hubiese cámaras y así poder demostrar que yo no he hecho nada».

Finalmente cumplieron sus amenazas. Contrataron, al parecer, a Aitor G. G., a cambio de dinero y una vivienda, ya que estaba empadronado en el albergue municipal de Zaragoza. De hecho, fue detenido en un comedor social días después del ataque.

Aquel 3 de mayo de 2019, sobre las 14.30 horas, el asesino a sueldo esperó a Kamal a la salida del centro de estudios IES Mar de Aragón, siguiéndole hasta su domicilio en la calle García de Caspe. Iba con la cara tapada hasta la nariz con un pasamontañas y con una gorra.

Brutal ataque

Según destaca el ministerio público, comprobó que el menor estaba solo y en una zona de escaleras de difícil escapatoria para arrojarle en las zonas vitales del cuerpo como cara, cuello y tórax, así como en las extremidades, ácido sulfúrico. Le desfiguró la cara, le dejó ciego de un ojo y tuvo que someterse a varias intervenciones quirúrgicas, si bien ha perdido movilidad, por ejemplo, en el cuello.

Kamal gritó de dolor. Mientras su agresor se iba corriendo, salieron de la casa sus dos hermanos que intentaron auxiliarle como pudieron. Ambos también sufrieron quemaduras al ir atenderle.

La agresión estuvo tan planificada que intervino otra mujer, Teresa P. L., que cuidaba a la madre de El Recortado. Esta mandó un mensaje a su hija, que va al mismo instituto que Kamal, preguntándole por él para asegurarse de su presencia en el instituto. De hecho, llegó incluso a llamarle, poniéndole una excusa.

Aitor G. G. también resultó herido al rociarle con ácido a Kamal, siendo asistido inicialmente por Teresa P. L., escondiéndose en una vivienda de este grupo criminal. En la huida de Caspe intervino una sexta persona, Raúl C. G., quien hizo de chófer del sicario para abandonar rápidamente la localidad zaragozana.