Las consecuencias del cambio climático

La primera ola de calor del verano pone a prueba en Aragón al tejido productivo

Las altas temperaturas obligan a velar por la salud del trabajador. Las pequeñas firmas son las que suelen concentrar mayores riesgos.

Un trabajador desempeña sus tareas en una obra ubicada en el Coso, este jueves, en Zaragoza.

Un trabajador desempeña sus tareas en una obra ubicada en el Coso, este jueves, en Zaragoza. / Jaime Galindo

Aragón afronta la primera ola de calor de un verano que, hasta el momento, ha sido más benévolo que los del año pasado y 2022, los más cálidos desde 1961. Con todo, este jueves ya se rozaron los 40 grados en la capital y se espera que el viernes y, problablemente, el sábado, los termómetros supere esa cifra. Un escenario que también deben afrontar desde el tejido productivo, que ha de velar por la salud de los trabajadores a la vez que ve mermada su productividad a causa de las temperaturas extremas, provocadas por unos episodios climáticos cada vez más recurrentes. Como dato, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) cifra en 2,4 billones de dólares las pérdidas que la economía mundial sufrirá hasta 2030 como consecuencia de esa reducción de la productividad que provoca el calor, según desveló en un informe del año 2019.

Afortunadamente, en la comunidad no ha habido que lamentar siniestros mortales en el trabajo por esta causa, ni en lo que va de verano ni en 2023. No obstante, durante el último periodo estival se registraron nueve muertes en España y el actual ya suma dos víctimas en las que las altas temperaturas están detrás. Por todo ello, desde los sindicatos abogan por no bajar la guardia y recuerdan la legislación introducida el año pasado, que incluye la obligación de tomar medidas en espacios abiertos y de incluso detener la producción si no queda más remedio, algo que, en Aragón, por el momento no consta que haya sucedido.

Dentro del tejido productivo, el secretario de Salud Laboral de Comisiones Obreras, Luis Clarimón, pone el foco en las pequeñas empresas, donde «existe el riesgo de que haya más problemas porque no tienen un protocolo» y, en muchas ocasiones, son subcontratadas por firmas más grandes para realizar «los contratos más penosos». «Es donde tenemos el problema», insiste sobre unas empresas que suelen carecer de representantes sindicales o figuras como las del técnico de prevención.

El representante de la central sindical también observa esa «merma» de la productividad que acompaña al calor, algo que, además, afecta a cuestiones de seguridad, como a la hora de trabajar con los equipos de protección individual. Y advierte: «Esto va a ir a más, hemos visto en la estadística que las olas de calor han aumentado». Por ello, aboga por afrontar este escenario «con medidas», pues «con las altas temperaturas, la siniestralidad aumenta».

El secretario de Salud Laboral de UGT en la comunidad, José de las Morenas, también observa el problema en las pymes y aboga por introducir en Aragón, como ya se ha hecho en Navarra, Asturias y La Rioja, la figura del delegado territorial, que permitiría extender las funciones del encargado de la prevención a estas pequeñas y medianas empresas. «Creemos que ese es el camino, que el problema es común y que todos debemos implicarnos para acabar con la lacra de la siniestralidad laboral», destaca.

Desde la Administración, la directora del Instituto Aragonés de Seguridad y Salud Laboral (ISSLA), Noelia Carbó, explica que son las empresas las que, a través de sus técnicos de prevención, establecen las medidas específicamente para sus trabajadores, ya que «son muy diferentes en cada uno de los lugares de trabajo».

En esta labor, relata que desde el ISSLA asesoran a las empresas en esta materia, dentro de la función informativa que realiza un organismo que no tiene capacidad sancionadora, pero sí de vigilancia. En ese sentido, precisa que este año no han recibido ninguna notificación a causa del calor y que el pasado no superaron la decena las que les llegó por este motivo. «Pero no se puede bajar la alerta», concluye Carbó.