Máximo, un estudiante italiano que reside en Zaragoza desde hace más de un año, no lo entiende. "¿Dónde está el resto del carril bici?", se pregunta, algo indignado. El trazado de la vía ha desaparecido, simplemente no está. En el lugar donde el camino verde debería seguir solo hay una escalera, con su barandilla y todo.

El ciclista italiano refunfuña, se echa la bici al hombro y sube los escalones para continuar con su paseo por el tercer cinturón. "Esto no hay quién lo entienda. ¿Alguien me lo podría explicar?", vuelve a insistir. Seguro de la necesidad de una explicación. Ningún paseante muestra interés por la situación y el termómetro de la avenida Isabel la Católica marca 36 grados. La necesidad de huir calor de la tarde predomina sobre cualquier otra cuestión.

Sin embargo a este joven italiano el fin abrupto del carril bici no le cuadra. "Creo que lo lógico es que el camino sea circular, que rodee la ciudad o una zona de Zaragoza", comentó. Sin embargo, esta situación en la capital aragonesa dista mucho de ser así. El carril bici en Zaragoza se desparrama sin continuidad en algunas zonas donde colectivos sociales han tenido que defender a capa y espada su mejora. La asociación Pedalea emprendió una campaña reivindicativa para exigir la mejora a las pocas semanas de la inauguración carril bici del paseo Echegaray y Caballero.

Aquella "victoria", supuso pocas alegrías para los ciclistas de la ciudad, ya que en otros puntos de la capital aragonesa los problemas con la continuidad, la puesta en funcionamiento del servicio dista mucho de ser la mejor. Es el caso de la calle Velilla de Ebro, en el barrio de la Jota donde los técnicos municipales ejecutaron una via para bicicletas sobre las aceras. Ante esta situación y con los vecinos en pie de guerra por la desaparición de su zona de paso se optó por señalizar la zona como "vía preferente para peatón", sin reducir el paso de bicis. Una situación que no ha contentado a nadie, ya que al compartir el mismo espacio el riesgo de accidentes aumenta.

Para Pedro, integrante del colectivo Pedalea este es un ejemplo de la falta de "voluntad política" por parte del consistorio zaragozano de dotar a la ciudad de una buena red de carriles bici. Esta idea es compartida por David de Recicleta. "Zaragoza no tiene un plan director de estas vías. Cuando se construye una carretera se estudia cómo va a repercutir en el resto de caminos, sus conexiones, etc. En el caso del carril bici en Zaragoza se hace para cumplir pero sin ser realmente funcional ni útil para uso", comentó.

Ejemplos de la poca comodidad de algunos carriles zaragozanos se dan en el barrio de Valdespartera y en las zonas habilitadas para bicis en el meandro de Ranillas. Mientras que en el nuevo barrio las farolas se han adueñado de estas vías; en los alrededores de la Expo las marquesinas de los Expobuses obstaculizan el paso a los ciclistas. En ambos casos el carril bici llegó antes que el mobiliario urbano.