Los radicales shiís pasaron ayer de las amenazas a los hechos. Un día después de que las tropas ocupantes arrestaran a Mustafá al Yakubi, la mano derecha del joven clérigo shií Moktada al Sadr, soldados de la Brigada Plus Ultra tuvieron que repeler los ataques de sus partidarios armados, en una feroz batalla callejera de más de tres horas que se saldó con al menos 20 iraquís y dos soldados de la coalición muertos --uno salvadoreño y uno norteamericano-- y dos centenares de heridos. Portavoces del contingente español descartaron que entre los heridos hubiera militares de nacionalidad española. Al caer la tarde, almenos siete soldados estadounidenses más murieron y una veintena resultaron heridos en Bagdad en otro combate callejero con milicianos shiís.

Los enfrentamientos de ayer son los más graves ocurridos entre las tropas ocupantes y la comunidad shií, y abren un nuevo frente de violencia en el conflicto iraquí. Todo comenzó por la mañana, cuando centenares de radicales shiís se dirigieron a la base Al Andalus, sede de la Brigada Plus Ultra, sita en la Universidad de Kufa, para protestar por el arresto de Al Yakubi y el cierre del rotativo Al Hauza .

RESPUESTA DE LOS SOLDADOS Según testigos presenciales, los manifestantes, muchos de ellos armados, comenzaron a lanzar piedras contra un vehículo militar que acababa de llegar a la base, lo que provocó la respuesta de los soldados apostados en el interior, que, apoyados por agentes de la policía iraquí, abrieron fuego contra la multitud. Milicianos del Ejército del Mehdí, la fuerza armada de Moktada, devolvieron los disparos. Según un corresponsal de la agencia Reuters, la mayoría de los muertos eran milicianos, que podían distinguirse de los demás iraquís por su vestimenta negra.

Después de tres horas de intenso tiroteo, llegaron dos helicópteros de combate estadounidenses en apoyo de los soldados de la Plus Ultra. "Hay una multitud de gente sangrando en el suelo y nadie puede hacer nada", se lamentó Jatab, un residente.

Posteriormente, Moktada al Sadr consideró, en un comunicado divulgado por su oficina en Bagdad, que las manifestaciones eran "inútiles", y pidió a sus partidarios que recurrieran a métodos más drásticos para lograr la liberación de Al Yakubi, lo que fue interpretado como una declaración de guerra y un llamamiento a lanzar atentados suicidas: "Aterrorizad al enemigo; Dios os lo recompensará de forma adecuada".

SISTANI PIDE CALMA En cambio, el gran ayatolá Alí al Sistani, considerado el líder espiritual de la comunidad shií, lanzó un desesperado llamamiento a la calma. "El ayatolá pide a los manifestantes que mantengan la sangre fría y dejen que el problema se resuelva por la vía de la negociación", instó el líder religioso en un comunicado. El administrador civil de EEUU, Paul Bremer, declaró desde Bagdad que la coalición ocupante "no tolerará" los desórdenes, y dio a entender que los radicales shiís habían colmado su paciencia.

ASALTO A UNA COMISARIA Horas después, el Ejército del Mehdí asaltó con subfusiles y lanzagranadas una comisaría en Madinat Al-Sadr, un barrio populoso y empobrecido del este de Bagdad, y en la operación para reconquistarla perecieron siete policías militares de EEUU, según un comunicado del mando militar norteamericano.

Al caer la noche, los radicales shiís habían tomado el control de los edificios administrativos de Kufa, ciudad situada junto a Nayaf. Tanto la Base Al Andalus como la Base Agrupación Tegucigalpa, sede del contingente nicaragüense, estaban en máxima alerta.