La verdadera crisis del siglo XXI no es la financiera sino la del calentamiento global. Con esta premisa están trabajando contrarreloj en la cumbre que apura sus horas en Durban (Sudáfrica) para lograr acuerdos que modifiquen nuestra forma de interactuar con el medio ambiente.

Según ha advertido Jo Leinen, jefe de la delegación del Parlamento Europeo en una de las reuniones, "no hay duda de que la crisis financiera pasará, pero la crisis climática aún está por venir". Así, la Unión quiere que se alcance en el 2015 un acuerdo global vinculante para combatir el cambio climático.

Pero no parece probable, sobre todo tras la tensión que se está viviendo en las reuniones de última hora, donde los ministros de 28 países debaten en una reunión reducida un borrador de acuerdo sobre lucha contra el cambio climático que según los observadores solo satisface a EEUU, China y la India.

El borrador, por el que han llovido las críticas sobre la presidencia sudafricana de la conferencia, habla de la apertura de negociaciones el año próximo para establecer un "marco legal" global sobre recorte de emisiones que debe estar aprobado a más tardar en el 2015 y entraría en vigor después del 2020.

Ante de la falta de acuerdos, de ambición y de voluntad política, cerca de cien miembros de las oenegés acreditadas se manifestaron ayer frente al salón plenario para reclamar a los negociadores un acuerdo.

Los activistas fueron rodeados por un nutrido grupo de policías, que dejaron abierto el acceso al salón de plenos y cortaron el paso a los activistas para impedir mayores aglomeraciones.

Los manifestantes cantaron una canción de liberación zulú (lengua africana mayoritaria en Sudáfrica) que solían entonar los trabajadores negros de Sudáfrica y Zimbabue durante el apartheid, régimen de segregación impuesto por la minoría blanca sudafricana hasta 1994.

Los activistas reclamaron a los delegados de la cumbre, que previsiblemente todavía hoy apurarán las horas para llegar a un acuerdo sobre los siguientes pasos para la lucha contra el cambio climático, que "detengan a los contaminadores y escuchen a la gente".

Numerosas pancartas reclamaban a África permanecer fuerte y cargaban contra la falta de ambición de los países para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Otro lema que se podía leer en los carteles fue No matéis a África. "Pedimos a los países que no rebajen sus aspiraciones de lucha contra el cambio climático, y que la Unión Europea no se alinee con las posturas (menos ambiciosas) de China, Estados Unidos e India", explicó a Efe Aida Vila, portavoz del grupo ecologista Greenpeace.