Escalada bélica

Ucrania - Oriente Próximo - Sahel: un arco de tensión y guerra rodea a Europa

Analizamos con expertos en cada zona los riesgos que suponen para España: oleadas migratorias, alzas de precios y división interna

Arco de conflictos que rodea a Europa.

Arco de conflictos que rodea a Europa. / Nacho García

Mario Saavedra

Europa vive en su vecindad una situación de inestabilidad política, violencia y guerras con pocos precedentes en la historia reciente. Diplomáticos y militares españoles hablan en privado de una suerte de arco de la guerra” que rodea al Viejo Continente en general y a España en particular. 

Este arco empieza en el llamado “flanco este”, con una invasión a gran escala de Ucrania que amenaza con desbordar a otros países si Rusia consigue salir victoriosa. 

Continúa por Oriente Próximo, al otro extremo del mar Mediterráneo, con una guerra inédita de Israel en Gaza que ha puesto en alerta a los países de la zona. Ahora se intenta evitar una escalada hacia Líbano, quizá Irán. Desde ahí, la línea crítica avanza a través de conflictos aún abiertos o zonas tensionadas como Siria, Irak, Sudán o Libia, para llegar al Sahel. Esta zona bajo el desierto del Sáhara vive una insurgencia yihadista que no consiguió ser eliminada por las tropas francesas y de Naciones Unidas y que ha provocado una ola de golpes de Estado. 

Las consecuencias, si todas estas guerras no consiguen cerrarse, pueden llegar a ser relevantes, también para España, en forma de crisis migratorias, alza de precios y crisis económica, inestabilidad política o desviación de recursos financieros hacia la defensa militar.

“Les animo a mirar por unos instantes más allá de nuestras fronteras. Si lo hacen, verán que nuestra vecindad es cada vez más inestable y conflictiva”, alertó en su última comparecencia en el Congreso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. “Europa está rodeada de un arco territorial de más de 15.000 kilómetros, ocupado por 18 países. Y, en este momento, 16 de ellos sufren la presencia de grupos terroristas activos, cinco están en guerra, seis han padecido golpes de Estado o intentos de golpes de Estado y nueve han virado hacia formas más autocráticas”. 

Hay tres frentes de tensión con características propias y que representan riesgos diferentes para España y el resto de Europa. 

Oriente Próximo: riesgo de ola migratoria y subida de precios

Una mujer iraní pasa junto a un gran anuncio anti-israelí con imágenes de misiles en Teherán.

Una mujer iraní pasa junto a un gran anuncio anti-israelí con imágenes de misiles en Teherán. / ABEDIN TAHERKENAREH

La zona que más rápido se está caldeando es la de Oriente Próximo. Israel amenaza con invadir el sur de Gaza, tras haber destrozado el resto de la Franja y matado a 34.000 palestinos en represalia por los ataques de Hamás del 7 de octubre, con 1.154 muertos. Si lo hace, podría provocar una oleada de refugiados. Si escala la guerra contra Irán o contra Líbano, la consecuencia podría ser una guerra regional abierta de consecuencias imprevisibles. 

“Si la destrucción de Gaza va acompañada de una expulsión masiva de su población, esto tendría un impacto claro en Europa y en España, como la destrucción de Siria provocó llegada masiva de 2015”, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del mismo grupo editorial, Ignacio Álvarez-Ossorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Complutense de Madrid. Entonces, centenares de miles de personas se lanzaron al mar Mediterráneo o cruzaron fronteras a pie huyendo de la guerra y la persecución de Oriente Medio, África, los Balcanes Occidentales y Asia del Sur. “La de Gaza podría generar nueva crisis migratoria y desestabilizar la zona, no durante años, sino durante décadas. Especialmente si se imponen las tesis maximalistas del Gabinete israelí, porque podría provocar una dinámica de conflicto ante el cual muchos de los países de la región se vean obligados a revisar su posición hacia Israel. Si hubiera guerra con Irán, entraríamos en una dinámica muy peligrosa, de acción-reacción en la que podrían involucrarse aliados de Irán y Estados Unidos no podría mantenerse al margen”.

Habría, a buen seguro, un impacto económico también. Una escalada de los efectos que ya está habiendo. Los hutíes disparan contra los cargueros que atraviesan el mar Rojo, y esto ha provocado que el tráfico en el canal de Suez haya caído a la mitad. Las mercancías que llegan a Europa desde China se han encarecido, porque deben tomar rutas más largas, y eso amenaza la competitividad de las empresas europeas. Posibles despidos. Si la tensión escala a Irán, hay que temer también por las exportaciones del petróleo por el estrecho de Ormuz, controlado por Irán. 

Ucrania: carrera armamentística frente al expansionismo de Rusia

El cuerpo sin vida de una mujer muerta en un bombardeo ruso de Chernihiv, Ucrania, 17 de abril de 2024.

El cuerpo sin vida de una mujer muerta en un bombardeo ruso de Chernihiv, Ucrania, 17 de abril de 2024. / Associated Press/LaPresse

El presidente ruso, Vladímir Putin, parece haberse embarcado en una deriva imperialista que ha comenzado con el intento de conquista de Ucrania. Ha costado ya decenas de miles de vidas y hay diez millones de desplazados, de ellos 200.000 en España. Un tercio de Ucrania está afectado por minas, una extensión similar a la de la Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha y Andalucía juntas. La guerra está afectando también al tráfico por el mar Negro, el estrecho del Bósforo y Turquía, amenazando la seguridad alimentaria mundial. 

Los escenarios abiertos son múltiples: que la guerra quede estancada, congelada; que Ucrania consiga expulsar a Rusia de todo o buena parte de los territorios conquistados y se alcance un armisticio tras una negociación; o que el Ejército ruso consiga controlar el país y, eventualmente, lanzar otra ofensiva en alguna parte que le interese de Europa. Todos estos panoramas incluyen riesgos, menores o mayores, para España, especialmente relacionados con los precios de la energía y una eventual división política dentro de la Unión Europea o la OTAN.

“De momento, la carga de España no ha sido especialmente significativa en términos comparativos con otros países, especialmente Estados Unidos. No hay un debate sobre el apoyo económico que nuestro país ofrece al Ejército ucraniano para resistir la invasión rusa, tanto en armas como en carácter humanitario - los refugiados”, aporta para este diario José María Peredo, catedrático de Política Internacional en la Universidad Europea. “Un apoyo multidimensional que sí está en el debate político en Estados Unidos”.  

Cuanto más se prolongue el conflicto, mayor división es de esperar entre los aliados. “Si hubiera avances rusos, habría que elegir entre reforzar el apoyo en OTAN o apoyar la negociación, lo que pondrá a España en una disyuntiva política”. 

En cuanto al coste económico, la guerra ha provocado una reconfiguración energética. Menos petróleo y gas ruso, más dependencia de países como Argelia o del gas licuado estadounidense. “Si se produce una escalada, habrá un incremento en el coste energético”, opina Peredo. “Putin podría aprovechar también esa nueva alteración para aumentar la división dentro de la UE”.

Flanco sur: olas migratorias por la inestabilidad del Sahel

Un soldado francés patrullando en el Sahel antes de su retirada

Un soldado francés patrullando en el Sahel antes de su retirada / .

El Sahel central es un grupo de países africanos bajo el desierto del Sáhara que vive una inestabilidad sin precedentes: “En los últimos dos años se han producido más golpes de Estado que en toda la década anterior: Chad, Malí, Níger, Burkina Faso, Guinea están ahora en manos de juntas militares y viven bajo el yugo de la amenaza yihadista”, explicaba Pedro Sánchez en la tribuna de oradores hace diez días. Sólo en el año 2023 hubo más víctimas por atentados terroristas en estos países que en Pakistán, Siria y Afganistán juntos. 13 millones de personas han tenido que escapar del hambre, la violencia, la miseria o los efectos del cambio climático, o todo a la vez, añadió el presidente.

España y la Unión Europea buscan la contención de los efectos migratorios con alianzas con países como Mauritania, Marruecos o Senegal, que incluyen partidas millonarias y presencia de Guardia Civil, Policía y agentes de Frontex. 

Pero el polvorín sigue caldeado, y eso tiene consecuencias para España. 

“Primero, hay un impacto en términos geopolíticos. El Sahel fue prioritario en la agenda europea, con el diplomático español Ángel Losada a la cabeza [fue representante especial para Sahel entre 2014 y 2015]: se medió, se intervino militarmente en los países origen de la violencia, especialmente en Malí, se crearon mecanismos de seguridad”, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Beatriz Mesa, profesora asociada del Collège des Sciences Sociales de la Universidad Internacional de Rabat y autora de Los grupos armados del Sahel. 

Ahora, esa inversión en seguridad de más de una década se ha ido al traste. Los sucesivos golpes de Estado en Malí, Níger y Burkina Faso han echado a las Juntas militares en brazos de los mercenarios rusos y han expulsado a los soldados internacionales de Naciones Unidas o la UE. 

La otra derivada de esa tensión es el incremento de los flujos migratorios. El año pasado hubo un récord de 40.000 llegadas de migrantes irregulares a Canarias. No se veía algo así desde la crisis de los cayucos de 2006. “Los cambios en el Sahel son un problema para nuestro país porque es el de primera acogida de los inmigrantes que provienen de esa zona, en concreto de Malí”, explica Mesa. Las filiales locales de Al Qaeda y Estado Islámico operan en esa zona del Sahel, de forma transnacional: norte y centro de Malí, oeste de Níger, Burkina Faso…  “Los movimientos se producen por la inseguridad en la zona, provocada por los grupos armados. Lo que no es de esperar es que llegue la amenaza terrorista, que lleva 20 años y parece estar contenida como amenaza para las poblaciones del Sahel”.