La opinión de Sergio Pérez

La voz de alarma de Maikel Mesa y el instinto de supervivencia de Víctor

Al poco de la salida de Julio Velázquez y la llegada de Víctor Fernández, Maikel Mesa dio la voz de alarma. El canario reconoció que el Zaragoza estaba bloqueado hasta en los entrenamientos. El equipo había colapsado por segunda vez esta temporada con marzo ya entrado y unos peligros invisibles pero crecientes al acecho. Víctor ha conseguido desbloquear a sus jugadores aplicando el instinto de supervivencia. Aún no tiene el trabajo hecho, pero sí encaminado.

Maikel Mesa celebra con entusiasmo el gol del empate en Leganés con Jaume Grau detrás.

Maikel Mesa celebra con entusiasmo el gol del empate en Leganés con Jaume Grau detrás. / CARLOS GIL-ROIG

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Maikel Mesa fue una de las causas por las que la ilusión se desbordó en el mercado del pasado verano. A los nueve meses de aquello y con un panorama insospechado cuando se construyó el proyecto de la temporada 23-24, el canario ha sido uno de los pocos fichajes que ha cubierto su expectativa con un buen rendimiento, sobre todo numérico, la esfera del juego que no admite matices. Maikel suma once goles, su máximo en el profesionalismo. Gracias a ellos, y aunque parezca una macabra paradoja, el Real Zaragoza ocupa una posición de ligero desahogo a falta de cinco jornadas y no está asfixiado con el agua al cuello.

Al poco de la destitución de Julio Velázquez y de la llegada de Victor Fernández, Mesa concedió una entrevista a este diario. Era principios de abril. De entre las muchas cosas que dijo hubo una que describía el momento que había vivido el vestuario en la etapa final de Velázquez. A la pregunta de si la plantilla se notaba bloqueada, respondió: “Sí, mucho. No sólo en los partidos, también en los entrenamientos, en los que veías claro que el equipo estaba por debajo del nivel, no solo física o tácticamente sino por ese bloqueo de cabeza”. Fue la voz de alarma.

Efectivamente, el Real Zaragoza había colapsado por segunda vez en la misma temporada. La primera fue con Fran Escribá en el banquillo después de una racha de 3 puntos de 24 que terminaron con la salida del técnico valenciano. La segunda con Velázquez: un 1 de 15 fue su sentencia. En aquel instante, con doce jornadas por delante, Víctor Fernández heredó un equipo con siete puntos de colchón sobre el descenso, pero en una muy mala situación anímica, de bajísima confianza colectiva y futbolísticamente extraviado. Como explicaba Mesa, bloqueado.

El Real Zaragoza acumulaba 37 puntos y la caída que describía era muy vertical. A pesar de ello, no daba la impresión de que fuese a sufrir en demasía para alcanzar la meta de la permanencia visto el ritmo tan cansino de los cuatro últimos. Hoy sabemos que ese riesgo existía aunque entonces pareciese invisible. La reacción en masa de la parte de abajo ha sido inverosímil y solo compatible con una categoría esquizofrénica como esta.

El equipo necesitaba un segundo electroshock efectivo. Como hizo Velázquez en su día, que lo hizo (sumó diez puntos en sus siete primeros partidos y 14 en nueve, balances positivos para lo que se encontró), Víctor Fernández también ha dado con la fórmula para cambiar una dinámica terrible y desbloquear a tiempo a sus jugadores.

Sus números son muy similares a los primeros de Julio (nueve puntos de 21). Estadísticamente, la luz que alumbra el balance de Víctor Fernández es tenue. No obstante, el aragonés ha logrado darle a su equipo el empujón necesario para sujetarlo y lanzarlo suavemente hacia arriba. A pesar de que el Zaragoza está a sólo cinco puntos de la zona de descenso, dos más cerca que cuando lo recogió, la curva que describe es claramente ascendente y de permanencia.

Víctor recurrió a su instinto de supervivencia, lejos de su ideal futbolístico, para sacudirse de encima una reentrada gris. En Huesca viró el rumbo, recuperó los tres centrales, los dos carrileros y fio su suerte a las carreras y la fuerza física de Azón y Liso. Así, compactando el grupo, con el crecimiento de Moya y Aguado en el medio y exprimiendo cada pequeño detalle, ha logrado sumar cuatro puntos de los últimos seis y respirar. Para la orilla queda aún alguna brazada, peo después de unas jornadas iniciales con dudas y planes muy distintos a los actuales parece que Fernández ha logrado desbloquear a su equipo y ponerlo casi a salvo del segundo peligrosísimo colapso de la temporada.