Opinión | el triángulo

¿Merece la pena?

Esta es la pregunta que ayer se hacía el presidente del Gobierno en la carta abierta que envió a la ciudadanía tras la apertura de diligencias para investigar a su esposa

¿Merece la pena esta máquina del fango puesta en marcha por la derecha y la ultraderecha a través de sus satélites pseudomediáticos en una clara estrategia de acoso y derribo para deshumanizar al adversario político? Pedro Sánchez no da una respuesta, prefiere retirarse momentáneamente y estudiar su futuro junto a la damnificada de todo esto, Begoña Gómez, aunque ella solo sea una víctima colateral del auténtico objetivo a batir.

La acusación mediática y política contra ella lleva semanas sobrevolando La Moncloa. Ahora da el siguiente paso y salta a los tribunales en forma de un supuesto caso de tráfico de influencias y corrupción a raíz de una denuncia de Manos Limpias basada en titulares falsos y tergiversados. Esta organización sabe lo que es judicializar refriegas políticas y colocar bajo el foco a quien ellos consideren, sobre todo de la izquierda. El juego siempre es el mismo: lo que empieza siendo una insinuación se convierte en una acusación sin pruebas y termina en una demanda para prolongar la polémica el mayor tiempo posible. El ruido generado fuera del Parlamento acaba resonando tanto en su interior que provoca el enfrentamiento abierto entre oposición y Gobierno, e incendiando las calles como si de una información veraz y contrastada se tratara. En esta novela escrita de antemano, importa poco la base real de las acusaciones. Se trata de una cadena de producción perfectamente engrasada con los tempos magníficamente delimitados.

Hoy, Pedro Sánchez no puede más. Después de luchar contra viento y marea se declara agotado. Ha resistido como nadie al frente del PSOE y al fuego amigo; ha salido triunfante de todos y cada uno de los comicios a los que se ha presentado; ha soportado estoicamente los gritos de las personas que se agolpan en cada acto suyo para insultarle; ha bromeado sobre el mantra machacón «que te vote Txapote». Hasta ahora. Ha fijado una línea roja: la honradez y honorabilidad de su mujer.

Hay quien dice que esta maniobra es una genialidad más de las que nos tiene acostumbrados para salir de un aparente callejón sin salida. La presión sobre Begoña Gómez era ya insostenible y tanto ella como su marido se han cansado de negar sin éxito las falsedades que ambos creían no tendrían más recorrido por falta de pruebas. Pero llegados a este punto, Sánchez ha dado un golpe en la mesa y ha mandado un claro mensaje a la oposición, sobre todo al PP. Por el camino, se ha granjeado, además, el apoyo de muchos adversarios políticos y veremos si este fin de semana, también, el de la calle. El lunes saldremos de dudas.

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